Page 166 - De la luz a las tinieblas
P. 166
conocimiento, hacía que no se viese inclinado a lidiar con
aquellos seres.
Los minutos, en aquella tensa situación, se hicieron
interminables. La incertidumbre de no saber qué ocurriría en
cuando fuesen descubiertos los mantenía en una insoportable
tensión.
Cuando el desconocido grupo estuvo lo suficientemente
cerca, Andrés pudo distinguir con claridad su fisonomía.
La monstruosa caterva estaba compuesta de diez
gigantescas bestias, de cabeza inusualmente pequeña,
totalmente desproporcionada en relación con un cuerpo de
considerables dimensiones.
Resultaban realmente tétricos. Totalmente cubiertos por
unas largas capas oscuras, solo pudo ver sus manos y su
rostro semi tapado. Sus largas y peludas zarpas remataban en
unas incisivas e intimidantes uñas, muy similares a las que
poseían los góronas, pero aún de mayor tamaño.
Por la abertura frontal de las negras capuchas, que cubrían
sus reducidos cráneos, se distinguía, vagamente, un
cadavérico rostro. Su espeluznante expresión lo hacía todavía
más terrorífico. Los ojos parecían inyectados en fuego, cual
un par de ardientes brasas, horadando la faz de un aberrante
demonio.
Un par de pequeños orificios, a la altura de las mejillas,
semejaban ser las fosas nasales de ese inexistente apéndice.
La boca formaba parte de un prominente hocico plano, sin
labios. Dos enormes colmillos descendían desde la parte
superior de la boca, hasta rematar en amenazadoras puntas,
por debajo de la exigua barbilla
172