Page 162 - De la luz a las tinieblas
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características, el resto de los miembros podrían impedir que
el desafortunado se precipitase al vacío. Se sentían mucho
más seguros, y el descenso habría de ser más tranquilo en
aquellas condiciones.
Andrés, como siempre, marchaba delante, seguido de
Orgán y de Dalman. Últimos iban Gosún y Garan, cerrando
el grupo.
Llevaban bajando un buen rato, cuando pudieron, al fin,
divisar el fondo. Un extenso valle, mucho más iluminado de
lo habitual, nacía en la base de la rocosa pared, y se
prolongaba más allá de lo que alcanzaban a ver. La espesa
bruma, que lo cubría todo, flotaba sobre sus cabezas. La
causa de las interminables tinieblas, que habían dificultado
todos sus movimientos, se disipaba unos metros antes de
llegar al suelo.
El origen de aquel repentino fulgor se hallaba a una
distancia considerable, pero era tal su brillo que iluminaba
todo el valle.
Una inmensa barrera de fuego se extendía a lo largo del
horizonte. La enorme hoguera, de azules llamas sin origen
aparente, se hallaba a una distancia importante. Resultaba
imposible averiguar la causa de tan hermoso, y al mismo
tiempo abrumador, fenómeno. Tendrían que caminar mucho
aún para llegar hasta allí. Pero la majestuosidad de aquella
visión, azuzó el ánimo del grupo. Semejante brillantez al
final de la prolongada oscuridad, tan solo podía significar una
cosa. Habían llegado al portal de su liberación.
Descendieron los últimos metros. Una vez abajo,
decidieron tomarse un descanso antes de continuar.
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