Page 159 - De la luz a las tinieblas
P. 159
Capítulo 16
Internados de nuevo en el oscuro bosque, siguieron la ruta
establecida. Intentando desplazarse lo más recto posible entre
los numerosos y desordenados árboles.
Al finalizar la jornada, Andrés sorprendió a sus
compañeros haciendo gala de su habilidad con el arco. Al
primer intento, acertó a la primera en el pequeño cuerpo de
un extraño y desconocido animal. La tortuosa rama, a modo
de flecha, impactó certera en el cuello de un tépur, de unos
dos o tres quilos -una especie de conejo feo, pero de nutritiva
y sabrosa carne- Después de mucho tiempo comiendo solo
racorán, aquella carne, oscura y fibrosa, les supuso un
exquisito manjar. Aunque echaron mucho de menos no poder
cocinarla. Así y todo, fue la mejor y más nutritiva de todas
sus comidas. Un frugal, pero muy satisfactorio festín,
inmersos en la perenne opacidad que nunca les abandonaba.
Durante las siguientes etapas, tan solo la maleza y los
frondosos sotos rodearon sus figuras. Pero, cuando llevaban
la mitad del tercer trecho transitado, la fuliginosa arboleda se
convirtió en una escarpada colina jalonada de grandes y
cortantes rocas negras. Desenvolverse en un terreno tan
agreste les resultaría muy difícil.
165