Page 154 - De la luz a las tinieblas
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—Lo sé, y estoy dispuesto a arriesgarme. Ya no quiero
seguir luchando. Me siento cansado. Después de tanto tiempo
ya es hora de afrontar mi perentorio destino.
—Pero usted deseaba poder salir de aquí. Fue el primero
en animarse a venir conmigo. ¿A qué viene este cambio? —
le preguntó Andrés.
—En realidad, nunca he estado del todo convencido. He
aceptado acompañarte porque he visto en ti una gran
convicción, y no me he querido a negarte mi ayuda. Pero
ahora yo ya no soy necesario. Estás muy bien acompañado
por Orgán y por Dalman. Iréis mucho más rápido y seguros
sin mí.
—Si está decidido, solo podemos desearle buena suerte.
—Lo mismo os deseo yo. Espero que lleguéis hasta el
final. Que ese paso hacia el esplendor no se quede solo en
una quimera.
—¿Crees que podrás valerte por ti mismo? —le preguntó
Dalman—. Aquí no tendrás la ayuda de Garan para conseguir
alimento.
—Me las arreglaré. En todo caso, nunca me moriría de
hambre —respondió sonriente el anciano.
—No tenéis que preocuparos por eso —dijo Heraán—.
Nos encargaremos nosotros de que no le falte lo necesario.
—Bien. Volvamos a la cabaña entonces. Comenzaremos
con los preparativos. Volveremos para despedirnos —dijo
Andrés a los lugareños.
—Queremos que sepáis que nada tenemos en vuestra
contra, pero la seguridad de nuestra gente nos obliga a
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