Page 164 - De la luz a las tinieblas
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Solo Gosún permaneció haciendo guardia. En la
inmensidad de aquella llanura, no percibieron ningún peligro
inminente.
La visibilidad era buena. Las características del terreno
les permitían observar los alrededores a una gran distancia.
Podrían prepararse con suficiente antelación para hacer
frente a cualquier posible imprevisto.
Habiendo descansado, y con renovados bríos, retomaron
la ruta marcada. Poco después de reemprender la marcha,
observaron en la distancia un nutrido grupo de inquietantes
figuras. Unas extrañas criaturas, de gran tamaño, que se
dirigían directamente hacia ellos.
Estaban aún muy lejos, pero no esperarían a reconocerles.
Echaron a correr todo lo aprisa que podían. Su miedo era
mayoro que su curiosidad. Solo deseaban escapar de aquellos
desconocidos. Confiaban en que no los hubiesen visto, pero
debían encontrar un lugar para esconderse, algo poco factible
en aquel interminable llano.
En su desenfrenada carrera para evitar a aquellos sujetos,
alcanzaron una zona en la cual la hierba era un poco más alta.
Se arrojaron al suelo, encomendando su suerte a los altos
pastos.
Reptando, alcanzaron una zona en la cual creyeron estar
más seguros. Gosún, que se había anticipado en la carrera,
iba unos cuantos metros por delante.
Andrés lo vio arrastrarse entre el herbaje, hasta que de
pronto, y sin motivo aparente, desapareció ante sus ojos.
Como si se lo hubiese tragado la tierra.
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