Page 185 - De la luz a las tinieblas
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tendremos el frente despejado. Espero no equivocarme —
dijo.
Permanecieron sobre el árbol durante bastante tiempo,
probablemente horas. Querían estar completamente seguros
de que no se toparían más con aquellos seres. Tenían que
confirmar su alejamiento.
Cuando consideraron factible volver a pisar tierra, fueron
bajando de uno a uno. Tanto tiempo allí arriba, inmóviles, les
había entumecido las extremidades, y ello les dificultó el
descenso. Pero, finalmente, alcanzaron el suelo.
Emprendieron el camino hacia el lado contrario por el que
desaparecieran los cazadores. Seguirían las huellas dejadas
por estos.
El hecho de haber venido muchos más en su busca, y
habiéndolo hecho por el lado contrario al que ellos se
dirigían, los hizo pensar que quizás sí existiese esa salida.
Que podría ser, precisamente, la misión de los cazadores
impedir que la alcanzasen.
Avanzaron de prisa, ambicionando alejarse lo antes
posible de aquellos sujetos. De pronto, volvían a sentir que
era posible alcanzar su meta. Tenían el presentimiento de que
ya estaban muy cerca.
No tardaron en volver a salir a campo abierto. Una vez
más, tenían ante sí una enorme superficie plana, sin árboles.
Solo cubierta por la hierba, más verde y espléndida que
nunca.
Aquel llano despejado era un oasis de luz. Una enorme
explanada, donde la oscuridad formaba parte de lo
inexistente.
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