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Muros. Historia viva
bía naves hispanas por la zona saquearon varias poblaciones de la costa, entre
ellas Laxe, Corcubión y Fisterra. Continuaron su ruta hacia el sur y finalmente
fondearon frente a la villa de Muros, a la que le exigieron un rescate de 12.000
ducados a cambio de no arrasarla.
Ante la delicada situación, Álvaro de Bazán dispuso de todas las naves y
hombres que le fue posible y se hizo a la mar. Navegando a toda velocidad llegó
a Muros en poco tiempo, cogiendo a los franceses desprevenidos.
La flota de Clamorgan permanecía fondeada frente a Muros, mientras el gene-
ral Mr. De Sana trataba con los vecinos de la Villa el pago del rescate, cuando la
flota de Don Álvaro se le echó encima a toda vela. Bazán tan solo había podido
alistar 16 barcos de los más grandes que disponía, pero a pesar de eso, el factor
sorpresa y el superior tamaño de los navíos le daban cierta ventaja ante las 25
naves francesas.
Era un 25 de julio, día del Apóstol Santiago, patrón de España, y don Álvaro
arengó a sus tropas diciéndoles que en tan señalada fecha era imposible que per-
diesen el combate. La tropa española atacó con tanto ardor que en poco tiempo
arrollaron a los franceses.
Bazán dirigió su nave capitana directamente contra la del almirante francés,
que se encontraba al lado de la del corsario Hallenbarde. La lucha contra los dos
fue encarnizada, sufriendo la tropa de Bazán más de cien bajas entre muertos y
heridos.
Viendo la ventaja que tenían los franceses en aquella lucha, don Álvaro apro-
vechó un golpe de viento con el que tomó impulso y arremetió contra la nave
de Clamorgan, con tanta destreza y violencia que la echó a pique. Habiéndose
deshecho de un de los dos navíos, dedicó todo su esfuerzo en combatir contra la
nave corsaria, a la que consiguió abordar y capturar en poco tiempo.
Aunque el combate fue encarnizado, no duró más de dos horas, quedando
los franceses totalmente derrotados. De las veinticinco naves que formaban su
escudería, tan solo una consiguió escapar, las otras veintitrés fueron capturadas
y la capitana había sido echada a pique. Las bajas francesas superaron los tres
mil hombres, mientras que las españolas fueron unas ochocientas, de las que
trescientas fueron muertos.
*Historia de la armada, tomo 1 Páginas. 269 a 279.
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