Page 37 - Un Libro de Porqueria
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Debo aclarar que Aguerre dice que el rincón alzado lo hizo en el
    segundo campamento, pero yo lo recuerdo en el primero.
      Ese campamento nos unió para siempre y las anécdotas surgen, una
    detrás de la otra, para ser justo, debo decir, que el Baisa también lle-
    vo el sol de noche al retrete, y estando en cuclillas, se veían caer a
    los muchachos uno detrás del otro.

       Pero como de esto hay un solo testigo, el guardia (que era el Chi-
    cle), tuvo poca trascendencia.
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