Page 40 - Un Libro de Porqueria
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En  los  aparatos,  todos  sufrimos.  La  barra,  las  paralelas,  las  ani-
    llas…Pero había un fenómeno.
      Marcelo Vega hacia todo bien: las entradas, las salidas, los keep,
    verticales.

      Pero lo que mejor le salía era un rengueo histórico, al terminar ca-
    da secuencia espectacular que  hacía, salía rengo, con un brazo re-
    traído, los dedos de la mano montados unos sobre otros, un pie en
    punta y el otro con la rodilla para adentro, la cabeza inclinada y los
    ojos desorbitados.

      Un verdadero lisiado.

      Recuerdo que un día cruzo así la calle 7 e hizo detener el tránsito,
    cuando llego al cordón, del lado de enfrente, hizo un saltito y siguió
    caminando normalmente, el chofer del micro lo miraba entre atónito
    y con rabia.

      Tanto hacia de lisiado, que un día vino a la clase y nos comenta,
    muy preocupado: “Che, no me estaré transformando de tanto hacer-
    me el lisiado?, porque tengo un dolor acá!”, (Tocándose el cuello).
    Justo al Pulga y a mí!!! Todo el día le dijimos que lo veíamos rengo
    y que lo notábamos encorvado.
      Lo volvimos loco.

      El  Pulga  competía  con  él,
    para  ver  quien  hacía  el  más
    lisiado y caminado por Tan-
    dil, venía detrás  de nosotros
    un  hombre  en  sillas  de  rue-
    das. Cuando se dieron cuenta
    se quedaron inmóviles, tanta
    vergüenza  les  dio  que  deja-
    ron de hacerlo.
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