Page 42 - Un Libro de Porqueria
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noche). Hasta el día de hoy, recuerdo la milhojas con dulce de leche
    casero. Impresionante.
      (Perdón Evaristo, padre del chicle, por robarle el postre).

      Ya habíamos practicado durante la tarde, la exhibición era a la no-
    che y el polideportivo explotaba de gente.

      Los otros grupos de gimnasia eran del Instituto de Educación Físi-
    ca de Olavarría, el Seleccionado del “San José” y nosotros.

      Por suerte, salió todo perfecto.
      Las autoridades y los curas nos felicitaban, fue todo excelente  has-

    ta la comida de despedida.
      En dicha comida llego último, junto al Pulga y nos tuvimos que
    sentar casi en la cabecera de la mesa, junto a las autoridades de la
    escuela.
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