Page 151 - selim
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Cuando    el  señor Averi  llegó  en  su  automóvil,
            los campesinos interrumpieron sus tareas.       No
            había  tantas  distracciones  en  Sapanca    como
            para perderse ese acontecimiento, y, además,
            era domingo.



            Pronto  el  pueblo  entero  estuvo  reunido  en  la
            plaza,  alrededor   del  automóvil,   así  que  los
            muchachos     no  tuvieron  que   caminar  mucho
            para  ir a  despedirse  de  sus amigos.  Allí esta-
            ban  todos  los  labradores  que  les  habían  ayu-
            dado. Y hasta   Rahmi   se acercó a   la  plaza  con
            su paso lento y pesado.


            —Hasta    la  vista,  señor  Rahmi  -le  dijo  Zuffu
            con  gran  seriedad,  alargándole   la mano-.   Es-
            pero  que  nuestras  gallinas  se  lleven  bien  con
            las  suyas y que  nuestras   abejas  no  les quiten
            a  las de usted sus flores preferidas.


            —Y que    Beek   no  se  vuelva  demasiado gloto-
            na y  no elija  las mejores  hierbas de su monte
            -añadió Selim.


            Y, después de estas palabras, se puso de pun-
            tillas  con  la  intención  clarísima  de  despedir-
            se del alto y severo   Rahmi dándole un abrazo.
            Rahmi   echó   una  ojeada a  la  gente  del  pueblo
            que,  por supuesto,   le  estaba  mirando.  Enton-



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