Page 153 - selim
P. 153

ba  de  todo  porque  no  entendía   cuando   se  le
            hablaba,  que   no  podía  escuchar  la  música,  ni
            las  bocinas  de  los  coches,  ni  el  balido  de  las
            cabras,   ni  el  suave  piar  de  los  pollitos,  ni  el
            zumbido    de  las  abejas...  Y  le  contaron  igual-
            mente la historia de Beek,    la de los doce hue-
            vos que   había  empollado   la  gallina  roja,  la  del
            enjambre perdido y la del albahcoquero.


            —¿Te das cuenta,     papá?   Durante  las vacacio-
            nes  hemos    ganado   el  dinero  para  pagarle  un
            tratamiento a Semra y que pueda curarse.


            —¡Hmmm!       -contestó   el  señor Averi-.  Diga-
            mos   que  habéis  conseguido    una  parte.  Hará
            falta  mucho    más   que  eso  para   costear  un
            tratamiento tan   largo,  sobre todo   durante  los
            primeros años,    antes  de que   Beek  haya teni-
            do  tiempo   de  traer  al  mundo  muchos    chivi-
            tos,  las  gallinas  hayan  incubado  muchas    ni-
            dadas   y  las  abejas  hayan  formado    muchos
            enjambres     nuevos.   Yo   podré  ayudaros    un
            poco, pero ni aun así habrá suficiente.


            —Puede     ser  que Aixa,  por su  parte,  haya  en-
            contrado ya   una  buena  idea -dijo Selim.

            —¿Quién     es Aixa? -preguntó el    señor Averi-.
            Zuffu  me  habló  de  ella  en  una  de  sus  cartas,
            pero  reconozco   que   no  me  enteré  muy   bien.



                                                           159
   148   149   150   151   152   153   154   155   156   157   158