Page 80 - selim
P. 80

allí a  un  anciano  matrimonio  que,   para  ganar
            un  poco  de  dinero,  aceptaba    albergar  a  un
           chico,  o  incluso a  dos.  De  manera  que  nadie
            conocía a  Zuffu  en  aquel  pueblo.  Nadie  sabía
            hasta  qué  punto   podría  llegar  a  ser  testaru-
           do...,  pero los campesinos no    iban a tardar en
            enterarse,  por experiencia  propia.

           —No,    no tengo trabajo para ti -le decía el gran-
           jero-,  ¡Como comprenderás, no estábamos es-
            perando a que llegaras tú  para tener pastor!

           —No,    no necesito un aprendiz -decía el    pana-
           dero.

           —Ni yo un ayudante -decía el      pescador.


            Pero Zuffu, sin azararse, contestaba que si les
           contrataban a ellos el pan del panadero se haría
            más  deprisa,  el  ganado  estaría  mejor  guarda-
            do  y  el  pescador  pescaría  muchísimos     más
            peces.


            Ninguno   de  estos  argumentos     lograba  con-
           vencer al  panadero,   al  granjero o al  pescador,
           y,  al  final,  los  campesinos  se  mostraron  tan
           tercos como Zuffu.

           Al  caer  la  tarde,  el  pueblo  entero  hablaba  de
            aquellos  dos  niños  que  habían  venido  de  Es-



            86
   75   76   77   78   79   80   81   82   83   84   85