Page 208 - UNIVERSIDAD AUTONOMA DE ICA
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Docente: Nathia Erika Castro Vilcapuma


                         Mi mente trata de cruzar el umbral de la realidad para sumergirse en otra

                  dimensión que traslade mi dolor, mi decepción y esa falta de amor puro y genuino

                  que tanto deseaba.

                         ¿Por  qué  Diosito?...  No  soy  una  niña  mala,  me  porto  bien,  amo  a  mis

                  papitos, aunque ellos no se den cuenta del amor que siento por ellos. Ahora papá

                  me lastimó y mucho, ¡me duele! ¡ay…me duele! No puedo levantarme solo siento

                  ese dolor terrible que me pone a seguir recostada sobre esta cama.

                         Amaneció veo la luz entrar y reflejarse en mi ventana, escucho el trinar de

                  los pajarillos; mas yo no tengo ánimos de despertar quiero irme de este mundo

                  cruel, descansar y ser feliz en algún lugar que nunca mis ojos hayan conocido.

                         Ya pasaron casi dos días y mi cuerpecito no quiere sanar, no veo a mi padre

                  desde aquella nefasta noche y parece que no le importo a nadie ni al universo ¿Se

                  puede solo conocer el infortunio? Ya no sé qué más poder sentir, ya que tengo

                  todos los sentimientos negativos que una dulce niña no debería experimentar a

                  sus cortos años.

                         Mientras transcurren los días físicamente me siento mejor ya no duele

                  mucho ahí abajo, creo que ya está sanando aquella herida que no solo cubrió esa

                  parte de mi humanidad si no que cubrió mucho más, envolviendo toda mi alma.

                         Hoy regresó mi padre, me trajo algunos víveres, yo solo entro en un estado

                  de pánico y shock al verlo ahí parado y mi partecita tan íntima y privada empieza

                         a emanar un líquido muy tibio: era orina que no podía controlar con el solo

                  hecho  de  observarlo  ahí  a  unos  cuantos  metros  de  mí.  Sin  embargo,  él

                  permanecía intacto e inmune ante tal escena.

                         Parecía como que si no hubiese cometido ningún acto cruel y perverso en

                  contra mía. ¿Cómo puedo seguir viviendo así? Era mi pregunta… ¿Hasta cuándo?

                  No  pasó  mucho  tiempo  hasta  que  nuevamente  se  volviera  a  repetir  aquella

                  misma escena, ¡otra vez volví a viajar muy lejos! Mi mente me llevó esta vez al

                  cielo, fue sublime poder conocer ese paraíso ¡que grandioso es esto! No deseo


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