Page 15 - LIBRETOS
P. 15

Condenado: ¡Basta ya! ¡Me has vencido! ¡Gracias a Dios me has vencido!
               “Yo en mi vida fui un cruel hacendado que hice mucho mal en la tierra en
               mi afán de acumular riquezas. A mi muerte Dios no me dejó entrar en su

               reino y me condenó a sufrir en la tierra. Sólo un hombre como tú podía
               liberarme venciéndome. Ahora estoy en condiciones de volver al lado de
               Dios, pero para esto, te enseñaré el lugar donde tengo enterrada mis
               riquezas. Te pido por favor que la repartas entre todos los habitantes de
               este pueblo. A ti, te regalo el más grande cajón de oro y por último te pido
               que me hagas decir una misa para poder descansar en paz”



               Narradora: Diciendo esto, el condenado se convirtió en humo y ascendió a
               la paz eterna. Juan oso enternecido por la historia, desenterró los tesoros y
               los repartió al pueblo que volvió a vivir muy dichoso después de la misa
               que mandaron celebrar por el descanso del infeliz condenado.



               Cuando se disponía a llevar su cajón lleno de oro, advirtió que no podía
               moverlo; en ese instante cayó en la cuenta que Dios misericordioso, lo
               había convertido en un hombre común y corriente, como los demás.


               Al retornar a su pueblo fue recibido con muestras de cariño, especialmente
               por el cura y por su madre. Organizó una gran fiesta, compró una casa

               muy hermosa y se casó con una lindísima chica y en compañía de su
               madre y sus hijos, vivió feliz por el resto de sus días.






                                                          FIN
   10   11   12   13   14   15   16   17   18   19   20