Page 204 - Donde termina el arco iris
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CECELIA AHERN                                                             Donde termina el Arco Iris
                       que llevara dinero para gastar, habida cuenta del sueldo de esclava que me
                       pagan, ejem...). Es alto, moreno y guapo, y vestía impecable. Cejas depiladas,
                       dientes rectos y ni un pelo de la nariz a la vista.
               JULIE: ¿Cómo se gana la vida?
               ROSIE: Es ingeniero.
               JULIE: O sea que es educado, guapo y tiene un trabajo fantástico. Parece demasiado
                       bueno para ser verdad. ¿Habéis vuelto a quedar?
               ROSIE:  Bueno,  después de la cena fuimos a su ático. Vive en el muelle de Sir John
                       Rogerson's, en un piso fabuloso. Nos besamos, me quedé a pasar la noche, me
                       pidió que volviéramos a vernos y le dije que no.
               JULIE: ¿Te has vuelto loca?
               ROSIE: Probablemente. Era muy buen hombre, pero no hubo nada especial, no hubo
                       chispa.
               JULIE: Pero si sólo era vuestra primera cita. Es imposible sacar conclusiones tras un
                       único encuentro. ¿Qué querías, fuegos artificiales?
               ROSIE: No, en realidad más bien lo contrario. Quiero silencio, un momento perfecto de
                       sosiego.
               JULIE: ¿Silencio?
               ROSIE: Es una larga historia. Pero lo del sábado demuestra que, aunque encuentre a un
                       tío perfecto en todos los sentidos, todavía no estoy preparada. Necesito que
                       todos   dejéis   de   presionarme.   Ya   encontraré   a   alguien   cuando   esté   en
                       condiciones.
               JULIE: Vale, vale, prometo dejar de intentar emparejarte hasta   que  me des permiso.
                       ¿Cómo van tus estudios, por cierto?
               ROSIE:  Cuesta lo suyo estudiar y hacer de madre a la vez. Termino quedándome
                       despierta hasta las tantas cavilando sobre la vida, el universo y todo lo que
                       contiene, es decir, sin pegar sello.
               JULIE: No te preocupes, todos hemos tenido días así y créeme, cuando alcanzas mi
                       edad dejas de preocuparte. ¿Puedo hacer algo para ayudarte?
               ROSIE: Sí, la verdad. Un aumento de sueldo me iría de perlas.
               JULIE: Ni hablar. ¿Qué tal va tu plan de ahorros?
               ROSIE:  Iría bien si no tuviera que alimentar, vestir y educar a mi hija además de
                       apartar dinero para el alquiler de la caja de zapatos donde vivo.
               JULIE: Según parece eso siempre termina siendo tu gran impedimento, toda la parte
                       del tener que cuidar de tu hija. ¿Ya has hablado con Alex?
               ROSIE: No.
               JULIE:   Oh,   Rosie,   los   dos   estáis   siendo   ridículos.   Me   pasé   la   vida   tratando   de
                       separaros, pero ahora ya no me parece nada divertido. Dile que la señorita
                       Narizotas Malaliento Casey os ha dado permiso para que volváis a sentaros
                       juntos.
               ROSIE: No dará resultado. Además nunca te hizo mucho caso que digamos. Y tampoco
                       es que hayamos perdido contacto por completo. Katie le manda e-mails sin
                       parar y yo le mando tarjetas en todas las ocasiones que lo requieren y él tres
                       cuartos de lo mismo. Cada tantos meses recibo una postal suya desde un país
                       exótico distinto con partes meteorológicos de lo más sosos, y cuando no está
                       de vacaciones trabaja de sol a sol. Así que tampoco es que nos ignoremos del
                       todo. Seguimos reñidos de una manera muy civilizada.
               JULIE: Sí, sólo que no os habláis. Tu mejor amigo tiene un bebé de seis meses que aún
                       no conoces. Lo único que digo es que si dejas que esto se prolongue mucho
                       más, los años se multiplicarán y antes de que te des cuenta será demasiado
                       tarde.







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