Page 231 - Donde termina el arco iris
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CECELIA AHERN                                                             Donde termina el Arco Iris








                                                    Capítulo 46



                     Hola, mamá:
                     Sólo una nota breve para desearte suerte (aunque no la necesitas) para mañana,
               tu primer día de trabajo. ¡Seguro que los dejas anonadados!
                     ¡A por todas!
                     Besos,
                     Katie



                     Tiene un mensaje instantáneo de: RUBY
               RUBY: Bueno, doña directora adjunta, cuéntamelo todo. ¿Cómo va el trabajo?
               ROSIE: Muy leeeeento.
               RUBY: ¿Puedo preguntar por qué?
               ROSIE:  ¿Estás preparada para oír una perorata? Porque si no lo estás, te doy la
                       oportunidad de evitar esta conversación, aún estás a tiempo.
               RUBY: Lo creas o no vengo preparada para esta conversación. Dispara.
               ROSIE: Vale. Llegué a la calle donde está situado el hotel con bastante antelación y me
                       puse a recorrerla durante tres cuartos de hora en busca del despampanante
                       Grand Tower Hotel. Pregunté en tiendas y tenderetes, pero nadie tenía ni idea
                       de dónde estaba este hotel.
                       Cuando llamé al director del curso casi llorando y presa del pánico por llegar
                       tarde mi primer día de trabajo, me las arreglé para acusarlo de haberme dado
                       mal la dirección. Me repitió la misma dirección varias veces, ante lo cual tuve
                       que decirle que era imposible que fuese correcta porque el edifi cio que se
                       correspondía con esas señas parecía abandonado y casi en ruinas.
                       Finalmente dijo que llamaría al director del hotel para reconfi rmar las señas,
                       de manera que me senté en la mugrienta escalera de la puerta principal del
                       edificio en ruinas (ensuciándome el trasero de mi traje nuevo) y procuré no
                       llorar por lo tarde que era y la mala impresión que iba a causar. De repente la
                       puerta del edificio que tenía detrás se abrió con un ruido muy fuerte, como si
                       las bisagras se tiraran un pedo, y una cosa me miró. La cosa habló con un
                       acento   dublinés   muy   marcado,   se   presentó   como   Cronin   Ui   Cheallaigh,
                       propietario del edificio, e insistió en que lo llamara Beanie.
                       Al principio me desconcertó este mote, pero a medida que fue avanzando el
                       día me quedó más que claro. No habían sido las bisagras las que habían hecho
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                       un ruido como de pedo, sino el flatulento trasero de Beanie .
                       Me hizo entrar al viejo y húmedo edificio y me mostró las dependencias de la
                       planta   baja.   Entonces   me   preguntó   si   tenía   alguna   pregunta   y   yo,   por
                       supuesto, quise saber por qué estaba en aquel edificio en concreto y cuándo
                       iba a ver el hotel. A lo que él respondió con orgullo: «Esto es el puñetero hotel.
                       Bonito, ¿verdad?».
                       Luego me preguntó si tenía alguna idea para mejorar el hotel después de mi
                       primera impresión y le sugerí que quizá convendría poner el nombre del hotel

               9  Bean significa «alubia». (N. del T )





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