Page 239 - Donde termina el arco iris
P. 239

CECELIA AHERN                                                             Donde termina el Arco Iris
                       empeorado tanto que la tiene casi inmovilizada. Mientras viajaba con papá se
                       notaba menos, porque allí adonde iban hacía buen  tiempo. Ahora, en cambio,
                       no creo que el clima de Connemara sea el más indicado habida cuenta de lo
                       fríos que son lo inviernos allí. Pero no está dispuesta a marcharse. Me tiene
                       preocupada. Entra y sale del hospital con infecciones y achaques en partes del
                       cuerpo que yo ni siquiera sabía que existían. Es como si al morir papá su
                       cuerpo se hubiese dado por vencido.
               RUBY: Es una mujer fuerte, Rosie, se sobrepondrá.
               ROSIE: Esperemos.
               RUBY: ¿Cómo van las cosas en el Hotel de los Líos?
               ROSIE: ¡Ja! Bueno, no voy a tener que aguantar mucho más tiempo, lo dejo a fi n de
                       mes.
               RUBY:  Cada mes dices lo mismo y nunca lo haces. Quizá deberías aguardar a que
                       finalice tu contrato el año que viene y marcharte entonces. Además, si no te
                       pones a buscar trabajo en serio, no te vas a ir a ninguna parte.
               ROSIE: Entre los horarios que tengo y los viajes a casa de mi madre no dispongo de
                       tiempo. Vamos a ver, ¿cuándo nos vimos por última vez tú y yo?
               RUBY: Ayer.
               ROSIE: Vale, aparte de cuando me llevas en coche a la estación de autobuses tocando la
                       bocina y haciendo señas obscenas a todo quisque. Por cierto, gracias por
                       acelerar justo cuando pasabas por el charco que había junto al bordillo y
                       dejarme chorreando.
               RUBY: Íbamos en direcciones opuestas y me pareció que te convenía una ducha.
               ROSIE: Lo que tú digas. En cualquier caso hace más de un mes que no salgo por ahí. Es
                       ridículo. No tengo vida propia. Tengo muchas ganas de ir a ver a Katie, y Alex
                       me ha invitado un montón de veces a Boston, pero no puedo hacer ni lo uno
                       ni lo otro debido a mi madre; y no es que la culpe, ni mucho menos.
               RUBY: Cuando tu madre se ponga mejor todo será mucho más fácil.
               ROSIE:  No va  a ponerse mejor, Ruby. No quiere ponerse mejor. Ahora  sólo está
                       esperando. Ya está a un tris de verse postrada en una silla de ruedas y sólo
                       tiene sesenta y seis años.
               RUBY: Pues que el vago de Kevin se ponga las pilas.
               ROSIE: ¿Qué quieres que haga Kevin? No sabría por dónde empezar, y me consta que
                       mamá está más a gusto conmigo. En fin, habrá que conformarse.



                     Josh:
                     ¡Felices diez!
                     Besos,
                     Rosie



                     Rosie:
                     Muchas gracias por el regalo y la tarjeta. Es muy guay. Saluda a Katie de mi
               parte allá donde esté. Me manda postales sin parar desde distintos países y parece
               que está la mar de contenta. ¡Tiene un trabajo genial! Ya nunca me cuenta nada de su
               viejo amigo Toby. Supongo que han perdido el contacto. En fin, gracias de nuevo por
               el regalo. Compraré un juego para el ordenador.
                     Hasta pronto,
                     Josh









                                                                                                    - 239 -
   234   235   236   237   238   239   240   241   242   243   244