Page 238 - Donde termina el arco iris
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CECELIA AHERN                                                             Donde termina el Arco Iris
                     Bueno, más vale que me vaya a preparar los temas que pondré esta noche. Papá
               me ha dado una sesión de dos horas para que me vaya preparando para el Insomnia.
               Lisa intenta convencerme de que ponga música de los ochenta para poder hacer su
               número de flash-dance. Como le han dicho que no a las serpientes, ha buscado algo
               peor: hombreras y permanentes.
                     Cuando la abuela se ponga mejor, tendríais que venir las dos a pasar unas
               semanas conmigo. Hay un montón de sitios bonitos y muy tranquilos, con paisajes y
               playas preciosas; no todo son bares y discotecas. Piénsalo. Puede que un cambio de
               aires le viniera bien a la abuela. Te añoro mucho, pero cada vez que me siento sola
               miro las fotos de ti y de Alex de mi guardapelo. Os llevo a los dos pegados a mi
               corazón. Siempre.
                     Besos,
                     Katie



                     Tiene un mensaje instantáneo de: RUBY
               RUBY: Me ha dejado tirada.
               ROSIE: ¿Quién? ¿Teddy?
               RUBY: ¡No! No seas tonta, ese hombre no sabe ni tirar la basura. No, en realidad el
                       culpable es mi adorado hijo. Me ha informado de que ya no requiere mis
                       servicios como bailarina de salsa y me ha sustituido por una modelo más
                       joven.
               ROSIE: Oh, no. Cuánto lo siento, Ruby. ¿Quién es la otra mujer?
               RUBY:  Aunque finja estar enfadada, la verdad es que no lo estoy. Bueno, esto es
                       mentira. Al principio estuve muy enfadada y me comí un pastel de chocolate
                       entero yo solita; el pastel favorito de Gary que había comprado para él: pura
                       coincidencia. Cuando iba por la mitad ya sólo estaba algo enfadada y cuando
                       me   estaba   metiendo   la   última   cucharada   en   la   boca   comencé   a   pensar
                       racionalmente (es el efecto que me hacen los pasteles, ya ves). Así que urdí un
                       plan para invitar a «la otra» a cenar a mi casa para envenenarla. Necesitaba
                       saber quién era y por qué demonios Gary me había abandonado por ella.
                       Resultó que le falta poco para cumplir los treinta, es española, enseña español
                       en el colegio (allí es donde la conoció Gary, donde trabaja como ingeniero
                       vigilante del patio de recreo), es delgada, mona y muy buena persona.
               ROSIE: Es todo lo que normalmente odias, ¿no?
               RUBY: Normalmente, sí. Pero esta vez es distinto porque ella y Gary han encontrado el
                       amor.
               ROSIE: ¡Uuuuuuuuy!
               RUBY: ¡Pues sí! ¿No es fantástico? Total, que no tuve inconveniente en hacerme a un
                       lado y colgar mis zapatos de baile. Si quieres que te diga la verdad, estaba
                       pensando en separarme de Gary de todos modos. Me queda poco para los
                       cincuenta, necesito bailar con alguien de una edad más cercana a la mía,
                       alguien que no tenga energías para lanzarme de una punta a otra de la
                       habitación. Ya no estoy para esos trotes. Y me alegra que Gary por fin haya
                       encontrado a su media naranja. A lo mejor María consigue sacarlo de casa y
                       llevárselo a vivir con ella.
               ROSIE: ¿Te disgustaría que lo hiciera?
               RUBY: Tanto como encontrar un millón de euros debajo de mi cama. El chico tiene que
                       darse cuenta de que es un hombre hecho y derecho y que le toca emanciparse.
                       No voy a prepararle la cena y lavarle la ropa para siempre. En fi n, ya vale de
                       hablar de mí, ¿cómo está tu madre?
               ROSIE:  Regular.   Parece   que   poco   a   poco   todo   le   vaya   fallando.   La   artritis   ha





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