Page 330 - Luna de Plutón
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perdido una batalla al mando de una nave y no la voy a perder ahora! ¡No!
Bond lo trató de tomar por el cinturón, que era hasta donde sus brazos llegaban.
—¡Entre en sus cabales, hombre! ¡No puede ganarle a esa nave! ¡Entiéndalo,
Hallyfax! ¡Si los vuelve a atacar, será nuestro fin!
El Capitán se irguió, extrayendo su arma de reglamento de la academia,
apuntándole en la cabeza y, tras un sonoro disparo, le voló la tapa de los sesos a Mojo
Bond.
El hombrecito con traje de Elvis se desplomó al suelo, las chapas de su chaqueta
blanca tintinearon por última vez.
Habiendo pasado el control de la Parca Imperial a modo manual, Hallyfax volvió a
su puesto de mando y tomó la palanca que salía del apoyabrazos de su silla, apretando
los dientes.
—Shah, ¡la Parca Imperial se está moviendo!
—Posiblemente estén tratando de escapar —sugirió un sargento de los ogros.
El monstruo negro empezaba a desplazarse, enderezándose lentamente. Su aspecto
parecía el de una criatura herida, que por alguna extraña fuerza, comienza a moverse
con rapidez creciente.
—¿Qué hacemos, Shah?
—En esas condiciones, no va a llegar muy lejos.
Paulatinamente, la algarabía que había en la cabina fue apagándose, todos
prestaban atención a la pantalla principal, y el silencio que sobrevino, por escasos
segundos, pasó, de pronto, a convertirse en crecientes murmullos, y después, en gritos
de advertencia. Los motores de la Parca Imperial brillaban con poca nitidez, la nave
hacía rato se desplazaba en dirección al Pegaso.
—¿Qué diablos pretende hacer?
—Oh, dios mío… No, no va a ser capaz…
Panék saltó sobre los barandales, puso una mano sobre el monitor negro y gritó:
—¡SOSTÉNGANSE!
La sombra de la Parca Imperial arropó por completo al Pegaso, justo antes de que
su nariz la embistiera en un costado, como un arpón, atravesando su campo de fuerza.
La explosión se tragó el puerto del Pegaso, haciendo pedazos el suelo, las paredes, y el