Page 326 - Luna de Plutón
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                                       EL FIN DE CADAMAREN





       Desde cualquier lugar de la Parca Imperial se escuchaban alarmas y sirenas. Los
  enormes pasillos y los gigantescos corredores se alumbraban y quedaban a oscuras al

  son de las luces rojas intermitentes.

       La mayoría de los tripulantes que había quedado con vida habían abandonado sus

  puestos y buscaban, desesperados, cápsulas de escape, que no consiguieron, puesto
  que  la  Parca  Imperial  no  contaba  con  ellas,  por  lo  menos  no  para  ellos.  Osmehel

  Cadamaren tenía un aspecto miserable, los guantes blancos de sus manos mostraban

  dedos llenos de grasa negra, sus bigotes habían quedado deshilachados, parte de su
  traje estaba sucio y roto, sus ojeras negras estaban mucho más acentuadas que nunca

  antes.  Llevaba  un  mechón  de  cabello  cayéndole  por  la  frente,  confiriéndole  la

  apariencia de un loco.

       —Necesitaré  muchos  abogados.  Oh,  necesitaré  muchos,  muchos  abogados  —se
  repetía en voz baja, como un loco, mientras caminaba a toda prisa—. Contrataré más,

  mil no son suficiente… Alegaré locura temporal, eso es, locura temporal…

       Presionó  el  botón  para  abrir  una  compuerta  y  pasó  a  la  Bahía  de  Cápsulas  de

  Escape privadas para los oficiales de más alto rango de la nave. Al entrar dentro del
  largo pasillo, de donde caían chispas del techo y el suelo crujía, se encontró con que

  solo una cápsula funcionaba, la que estaba al fondo del pasillo. Caminó hasta allá,

  abrió la compuerta, y encontró a Calizo Popsttone abriendo la compuerta de la misma,
  listo para abordarla.

       El ogro, asustado, se dio media vuelta.

       —Así  que  tú  también  pensabas  desertar  el  campo  de  batalla,  ¿eh?  —repuso
  Cadamaren, sonriendo.

       Calizo se reacomodó los anteojos, que estaban empañados y rotos.

       —Cadamaren, eres tú…

       El  magnate  sacó  de  su  paltó  una  compleja  y  potente  pistola  con  proyectiles  de
  dardos con alta dosis de veneno de pécora plutoniana.

       —Cadamaren, no… En la cápsula hay espacio suficiente para los dos, podemos

  irnos juntos.

       —¿Juntos? Estaría demasiado apretado allí adentro con un ogro. Señor Popsttone,
  nuestras relaciones de negocios han terminado.
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