Page 21 - La teoría del todo
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A muchas personas no les gusta la idea de que el tiempo tenga un comienzo,
probablemente porque suena a intervención divina. (La Iglesia católica, por el
contrario, ha aceptado el modelo del big bang, y en 1951 proclamó oficialmente que
está de acuerdo con la Biblia). Hubo varios intentos de evitar la conclusión de que
había habido un big bang. La propuesta que ganó el apoyo más amplio fue la llamada
teoría del estado estacionario. Fue sugerida en 1948 por dos refugiados de la Austria
ocupada por los nazis, Hermann Bondi y Thomas Gold, junto con el británico Fred
Hoyle, que había trabajado con ellos durante la guerra en el desarrollo del radar. La
idea consistía en que, a medida que las galaxias se alejaban unas de otras, nuevas
galaxias se formaban continuamente en los espacios entre ellas a partir de nueva
materia que se estaba creando continuamente. Por ello el universo parecería más o
menos igual en todos los instantes tanto como en todos los puntos del espacio.
La teoría del estado estacionario requería una modificación de la relatividad
general para permitir la creación continua de materia, pero el ritmo que se requería
era tan bajo —aproximadamente, una partícula por kilómetro cúbico y por año— que
no estaba en conflicto con el experimento. Era una buena teoría científica, en el
sentido de que era simple y hacía predicciones precisas que podían ser puestas a
prueba mediante la observación. Una de esas predicciones era que el número de
galaxias u objetos similares en cualquier volumen dado de espacio debería ser el
mismo donde y cuando quiera que miráramos en el universo.
A finales de la década de 1950 y principios de la de 1960, un grupo de
astrónomos de Cambridge dirigido por Martin Ryle llevó a cabo una exploración de
fuentes de radioondas procedentes del espacio exterior. El grupo de Cambridge
demostró que la mayoría de esas radiofuentes debían estar fuera de nuestra galaxia, y
también que había muchas más fuentes débiles que fuertes. Interpretaron que las
fuentes débiles son las más lejanas, y las más fuertes las más cercanas. Entonces
parecía haber menos fuentes por unidad de volumen de espacio en el caso de las
fuentes cercanas que en el caso de las lejanas.
Esto podría haber significado que estábamos en el centro de una gran región en el
universo en la que las fuentes eran menores que en otras regiones. Alternativamente,
podría haber significado que las fuentes eran más numerosas en el pasado, en el
momento en que las radioondas iniciaron su viaje hasta nosotros, que lo son ahora.
Cualquiera de las dos explicaciones contradecía las predicciones de la teoría del
estado estacionario. Además, el descubrimiento de la radiación de microondas por
Penzias y Wilson en 1965 indicaba también que el universo debió de ser mucho más
denso en el pasado. Por consiguiente, la teoría del estado estacionario tuvo que
abandonarse a regañadientes.
Otro intento de evitar la conclusión de que debió de producirse un big bang, y con
ello un comienzo del tiempo, fue realizado por dos científicos rusos, Evgeni Lifshitz
e Isaac Jalatnikov, en 1963. Sugirieron que el big bang podría ser una peculiaridad
exclusiva de los modelos de Friedmann, que después de todo eran tan solo
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