Page 540 - El cazador de sueños
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En el asiento trasero, Duddits gimió. Henry se volvió para mirarle y vio que le salía
de la nariz una sangre tan roja como el byrus. Tenía la cara crispada por una mueca
tremenda de concentración, y se le movían los ojos muy deprisa debajo de los
párpados.
—¿Qué le pasa? —preguntó Owen. —No lo sé.
Duddits sufrió un brote de tos convulsiva, con ruido de bronquios, y le salieron
disparadas varias gotitas de sangre entre los labios.
—¡Despiértale, Henry, haz el favor!
Henry miró a Owen Underhill con cara de susto. Estaban acercándose a
Kennebunkport, a unos treinta kilómetros de la frontera de New Hampshire y ciento
ochenta del embalse de Quabbin. Jonesy tenía una foto del Quabbin en la pared de su
despacho. La había visto Henry. Y una casita cerca, en Ware.
Entre los ataques de tos, Duddits exclamó tres veces la misma palabra. Aún no
escupía mucha sangre, y sólo le salía de la boca y la garganta, pero si empezaban a
abrírsele heridas en los pulmones…
—¿Qué dice? ¿Le duele algo? —Dice «beicon».
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