Page 67 - Osho - El Equilibrio Cuerpo Mente_Lucid
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Tendrás que descansar desde la circunferencia. El primer paso
para hacerlo está en el cuerpo. Recuerda cuanto más te sea posible
mirar en su interior, si cargas de alguna manera alguna tensión en
él: en el cuello, en la cabeza, en las piernas. Relájalo a consciencia.
Ve hasta esa parte del cuerpo y persuádela, dile amorosamente: “¡
Relájate!”.
Al abordar cualquier parte de tu cuerpo, quedarás sorprendido
de que te escucha, te hace caso; ¡es tu cuerpo! Con los ojos
cerrados penetra en tu interior, desde los dedos de los pies hasta la
cabeza, localizando cualquier lugar donde haya tensión. Habla
entonces con esa parte como si hablaras con un amigo; permite un
diálogo entre tu cuerpo y tú. Dile que se relaje, y adviértele: “No
hay nada que temer. No tengas miedo. Estoy aquí para cuidarte;
estate tranquilo”. Poco a poco, aprenderás el truco. Conseguirás
que el cuerpo se relaje.
Después da otro paso, un poco más profundo; dile a la mente
que se relaje. Si el cuerpo escucha, la mente también lo hace, pero
no puedes empezar con la mente; tienes que hacerlo desde el
principio. No puedes empezar por el medio. Mucha gente empieza
por la mente y fracasa; se debe a que empieza por el sitio
equivocado. Todo debe hacerse en el orden correcto.
Si llegas a ser capaz de relajar el cuerpo voluntariamente,
serás capaz entonces de ayudar a que la mente haga lo mismo. La
mente es un fenómeno más complejo. Una vez que ya estás seguro
de que el cuerpo te escucha, contarás con una nueva confianza en ti
mismo. Ahora incluso la mente puede escucharte. Con la mente
llevaré un poco más de tiempo, pero sucede.
Cuando la mente se encuentre relajada empieza entonces a
relajar tu corazón, el mundo de tus sentimientos, tus emociones;
algo todavía más complejo, más sutil. A partir de ahí te moverás
con confianza, con una gran confianza en ti mismo. Ahora sabrás
que con la mente toma algo más de tiempo, pero que sí es posible.
Si lo es con el cuerpo y con la mente, también es posible con el
corazón. Sólo entonces, cuando has dado estos tres pasos, puedes
pasar al cuarto. Ahora puedes pasar al centro más interno de tu ser,
el cual está más allá del cuerpo, de la mente, del corazón: el
verdadero centro de tu existencia. Conseguirás también relajarlo.
Dicha relajación aporta el mayor gozo posible, el supremo
éxtasis, la total aceptación. Te hallarás lleno de felicidad y de júbilo.
Llenará tu vida de ductilidad y armonía, la convertirá en danza.
La existencia danza en armonía, el hombre se resiste. La
existencia entera se mueve de la manera muy relajada; hay
movimiento, sin duda, pero en total equilibrio. Los árboles crecen,
los pájaros pían y los ríos fluyen; las estrellas se mueven: todo
marcha de una manera muy armónica. Sin prisa, sin alboroto, sin
preocupación y sin desperdiciar nada. El hombre puede elevarse por
encima de los dioses y caer más bajo que los animales. el hombre
tiene un espectro amplio. De lo más bajo a lo más alto, el hombre