Page 69 - Osho - El Equilibrio Cuerpo Mente_Lucid
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cambies la hora, de lo contrario confundirás al cuerpo. Tu cuerpo se
                   queda confundido; durante muchos días tiene alteración de
                   horarios, algunas veces obligado a dormir otras no. Así el cuerpo
                   pierde la pauta de su ritmo; hay que crearlo de nuevo. Existe un
                   ritmo biológico y el cuerpo ha perdido la pauta. Por lo tanto, si
                   decides irte a la cama a las once, hazlo así siempre. De esta
                   manera, suceda lo que suceda, tienes que irte a la cama a esa hora.
                   Puedes decidir irte a las doce –la hora que tú quieras fijar- pero
                   entonces debes atenerte a ella. Eso, lo primero…
                          Antes de irte a la cama, durante media hora, baila
                   vigorosamente para que todo el cuerpo pueda desprenderse de
                   todas sus tensiones. Si te vas a la cama con ellas, te mantendrán
                   despierto. Si te vas a ir a dormir a las once, a las diez empieza a
                   bailar. Hazlo hasta las diez y media. Entonces date una ducha o un
                   baño caliente. Relájate en el baño durante quince minutos. Que se
                   relaje todo el cuerpo. Primero el baile para eliminar todas las
                   tensiones; luego, una ducha caliente. Un baño será mucho mejor
                   que una ducha, así puedes tumbarte en la bañera durante media
                   hora, quince minutos, veinte, relajarte bien. Después come algo;
                   cualquier cosa caliente irá bien, no fría. Leche caliente servirá.
                   Después vete a la cama. No leas antes de dormir: nunca.
                          Así debería ser el programa, un programa de una hora: baile,
                   baño, algo de comer –la leche caliente es lo mejor- y después, a
                   dormir; apaga la luz y a dormir. Te venga el sueño o no, no te
                   preocupes. Si no te viene, quédate quieto en silencio y observa tu
                   respiración. No has de respirar muy fuerte, de lo contrario te
                   mantendrás despierto. Que la respiración surja tal cual, silenciosa,
                   pero no dejes de observarla: entra, sale, entra, sale… es un proceso
                   tan monótono que enseguida te quedarás profundamente dormido.
                   Todo lo monótono ayuda. Y la respiración lo es; no cambia: el aire
                   entra, el aire sale. Puedes incluso murmurar las palabras, “entra”,
                   “sale”, “entra”, “sale”.
                          Si no funciona, no te levantes de nuevo. No vayas a la nevera
                   a buscar qué comer ni te pongas a leer. Pase lo que pase, quédate
                   en la cama, relajado. Incluso si el sueño no llega, el relajarse es
                   casi tan importante como el sueño; un poco menos, eso es todo. Si
                   el sueño te aporta un descanso del ciento por ciento, estar relajado
                   en la cama te aporta un noventa por ciento. Pero no te levantes, de
                   lo contrario romperás el ritmo. Ya verás cómo a los pocos días te
                   llega el sueño. Por la mañana también haz hincapié en levantarte
                   exactamente a la misma hora.
                          Apoya a tu cuerpo en su búsqueda de un patrón establecido;
                   se ha desquiciado un poco. Así que por la mañana a las seis o a las
                   siete –a la hora que sea- levántate a la misma hora; pon cerca el
                   despertador. Incluso si no has dormido en toda la noche, no te
                   preocupes; cuando suene el despertador, tienes que levantarte. No
                   te metas a la cama de nuevo durante el día porque así rompes el
                   ritmo. Por eso un día duermes una hora y otro duermes doce. ¿
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