Page 72 - Osho - El Equilibrio Cuerpo Mente_Lucid
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necesitar cuatro y hasta tres o dos…
                          Mi propio padre no podía dormir más de tres. Se acostaba a
                   las once y dormía tres, cuatro horas a lo sumo. Mi madre siempre
                   se preocupaba, pero le recomendé a mi padre que se sentara a
                   meditar. Así que se sentaba a las tres, y ése hábito se convirtió en
                   su puerta hacia lo divino. Durante años se sentó desde las tres
                   hasta las siete… y casi parecía una estatua; se olvidaba del cuerpo.
                          Se convirtió en la experiencia más valiosa de su vida; el sueño
                   no puede ofrecerla. Estaba despierto y descansado hacia las tres;
                   así era como su mecanismo corporal funcionaba. Al principio solía
                   intentar volver a dormir. Sentía angustia porque el sueño se
                   resistía, y se agotaba hasta la frustración de tanto intentar dormir.
                   Por la mañana se encontraba deshecho. Tres o cuatro horas de
                   esfuerzo por dormir cada noche y el sueño se resistía; ¿cómo no iba
                   a estar frustrado? Pero desde que le recomendé la meditación,
                   desapareció la frustración, y ésos se convirtieron en sus ratos más
                   preciados. Los anhelaba: pensaba en ellos durante las veinticuatro
                   horas, porque eran los más sosegados. Utilizó ese tiempo
                   adecuadamente*


                                                 Avivando Los Sentidos

                          Pregunta:


                          “Soy un intelectual. Trabajo mucho en el computador y a
                   menudo me siento carente de vitalidad”.

                          Entra más en tu cuerpo. Haz que se aviven más tus sentidos.
                   Mira más amorosamente, saborea más amorosamente, toca más
                   amorosamente. Deja que tus sentidos funcionen con mayor
                   plenitud. De repente te darás cuenta de que la energía que se
                   estaba moviendo demasiado en la cabeza está ahora más repartida
                   por el cuerpo.
                          La cabeza es dictatorial. No deja de reunir energía de todas
                   partes y la monopoliza. Aniquila los sentidos. La cabeza se lleva casi
                   el ochenta por ciento de la energía y sólo queda un veinte por
                   ciento para todo el cuerpo. Desde luego, el resto del cuerpo sufre y
                   cuando sufre, tú sufres, porque sólo puedes ser feliz cuando
                   funcionas como un conjunto, como una unidad orgánica, y cuando
                   cada parte de tu cuerpo y de tu ser se lleva su proporción; nada
                   más que eso, ni más ni menos. Entonces funcionas como un ritmo.
                   Estás en armonía.
                          Armonía, felicidad, salud: las tres son partes de un mismo
                   fenómeno y ésa es la integridad. Si eres íntegro, eres feliz, sano,
                   armonioso.
                          La cabeza crea un trastorno. La gente ha perdido muchas
                   cosas. La gente no siente olores. Ha perdido la capacidad de oler.
                   Ha perdido la capacidad de saborear. Sólo oye algunas cosas. Ha
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