Page 90 - Osho - El Equilibrio Cuerpo Mente_Lucid
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Si piensas demasiado en el cuerpo, éste se pone enfermo, y
                   cuando se pone enfermo, entonces piensa en él más todavía. Entras
                   en un círculo vicioso. Hasta una persona sana, una persona
                   absolutamente sana, si se pone a pensar en su estómago –cómo va
                   a digerir esto y aquello y qué es lo que va a pasar- en veinticuatro
                   horas se va a sentir mal del estómago. Una vez que lo esté, se
                   pondrá a pensar en él aun más. Al cuerpo no le pasa nada en
                   especial. Lo que sucede es que una cierta idea echó raíz. La
                   medicina no puede ayudar porque la medicina no puede curar la
                   idea. Así que vas de médico en médico, de una “patía” a otra y no
                   servirá gran cosa. Incluso más bien te trastornarán porque sus
                   medicamentos no pueden curar la idea. Y tendrán efectos
                   secundarios; son muy nocivos.
                          Cuanto más fracases con los médicos, más preocupado
                   llegarás a estar por el cuerpo. Surge entonces la obsesión por él.
                   Llegas a una susceptibilidad especial. Con un ligero cambio, una
                   pequeña molestia, un leve dolor, ya te entra el pánico. Tal pánico
                   hace que el cuerpo se indisponga cada vez más.
                          Lo primero que te aconsejo es que no te obsesiones con
                   semejante cosa. Olvídate y vive.
                          Te contaré una historia… A un hombre le aseguró su médico
                   que no viviría más de seis meses. El hombre llevaba ya más de
                   veinte años enfermo y con una infinidad de achaques. Todo lo que
                   puede padecer un ser humano lo padecía él. Los médicos estaban
                   hartos; pero el hombre era muy rico. Era un hipocondríaco, y los
                   médicos, ya completamente aburridos, le advirtieron: “No podemos
                   hacer nada por usted. Lo único que puede hacer es aprovechar los
                   seis meses de vida que le quedan”. El hombre pensó: “Si me
                   quedan seis meses de vida, ¿para qué voy a preocuparme por el
                   cuerpo? Me da lo mismo”. Entonces por primera vez, cambió
                   radicalmente de actitud. Se encargó los mejores trajes, compró los
                   mejores autos y planeó dar la vuelta al mundo. Viajó a todos los
                   lugares que siempre quiso visitar pero que no había podido por
                   culpa de las enfermedades. Viajó alrededor del mundo; comió todo
                   lo que le dio la gana, hizo el amor con mujeres, se compró todo lo
                   que le apetecido… ¡empezó a vivir! La muerte estaba cerca y ya no
                   tenía sentido cuidarse tanto. Cuando regresó a los seis meses,
                   estaba más sano que nunca. Vivió treinta años más y nunca volvió a
                   tener ningún problema.
                          No te preocupes tanto. La naturopatía es buena, por ejemplo,
                   porque no es una “patía”; es sólo un punto de apoyo. Pero no te
                   obsesiones, porque harás que se convierta en una enfermedad. La
                   naturopatía en sí misma no es una “patía”; sólo trata de dar
                   descanso al cuerpo, ofrecerle una situación en que pueda estar en
                   armonía con la naturaleza. Se trata de una hermandad con la
                   naturaleza instintiva; está al margen de la medicina. Pero el
                   problema con la naturopatía es que puede convertirse en manía.
                   Entonces la manía es más peligrosa que la enfermedad. No es muy
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