Page 98 - Osho - El Equilibrio Cuerpo Mente_Lucid
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recuperado su niñez. Tras experimentar todas las vicisitudes de la
                   vida, finalmente decide, gracias a la experiencia –la decisión llega
                   espontáneamente-, que lo que fue en su infancia debe serlo de
                   nuevo antes de morir.
                          Yo te enseño a abandonarte, porque ésa es la única cosa que
                   puede hacerte sabio. Ninguna iglesia servirá, ninguna tecnología ni
                   religión, porque ninguna de ellas te enseña a abandonarte. Todas
                   insisten en el trabajo, en la dignidad del trabajo. Utilizan hermosas
                   palabras para esclavizarte y explotarte. Conspiración con los
                   parásitos de la sociedad.
                          No estoy en contra del trabajo; tiene su propia utilidad; pero
                   sólo utilidad. No puede convertirse en el fundamento de tu vida.
                   Que te alimentes es una necesidad absoluta, así como vestirte,
                   tener un techo. Trabaja, pero no te conviertas en un adicto a ello.
                   No es una función para la que haga falta mucha sabiduría; es un
                   arte simple. Lo es porque ya lo conocías cuando naciste; existe ya
                   en ti, lo único que hay que hacer es despertarlo. Hay que
                   reavivarlo.
                          Todos los métodos de meditación no son sino procedimientos
                   para ayudarte a recordar el arte del abandono. Digo recordar
                   porque tú ya lo sabías. Lo sabes aún, pero tal conocimiento ha sido
                   reprimido por la sociedad.
                          Hay que recordar algunos principios básicos: El cuerpo debería
                   ser el principio. Acostado en la cama –todos los días te acuestas en
                   la cama, por lo que no hay que hacer nada especial- antes de que
                   llegue el sueño, observa cómo fluye tu energía desde los pies. Parte
                   de ahí; observa el interior: ¿Hay tensión en algún sitio? ¿En las
                   piernas, en los muslos, en el estómago? ¿Existe tirantez, tensión? Si
                   encuentras tensión en alguna parte, trata simplemente de relajarla.
                   No te muevas de esa zona hasta que sientas llegar la relajación.
                          Pasa por las manos –porque tus manos son tu mente, están
                   conectadas con ella-. Si tu mano derecha está tensa, lo estará el
                   lado izquierdo de tu cerebro* Primero  pasa por las manos –son
                   como las ramas de tu cerebro- y, al final, llega a la mente.
                          Cuando todo el cuerpo está relajado, ya lo está la mente al
                   noventa por ciento, porque el cuerpo no es sino extensión de la
                   mente. Entonces el diez por ciento de tensión que está en la
                   mente… obsérvala despacio, pasará de una manera tan sencilla
                   como pasan las nubes. Te supondrá unos cuantos días; exige cierta
                   destreza. Una vez que llegues a encontrarte relajado, revivirás una
                   experiencia de la infancia.
                          ¿No te has fijado nunca? Los niños se caen todo el tiempo,
                   pero no se hacen daño, no se rompen nada. Inténtalo tú; siempre
                   que se caiga un niño, cáete tú también. Un psicoanalista estaba
                   haciendo un experimento. Anunció a la prensa: “Pagaré una buena
                   cantidad de dinero a quien esté dispuesto a venir a mi casa e ir
                   detrás de mi hijo todo el día. Todo lo que haga el niño deberá
                   hacerlo esta persona”.
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