Page 103 - Osho - El Equilibrio Cuerpo Mente_Lucid
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serás capaz de hacerla cuando te estés muriendo. La muerte
supondrá una distracción. Si la vida te distrae, figúrate en la
muerte. No serás capaz de morir meditativamente, por lo que al
final todo queda como algo inútil, sin sentido. Morirás tenso otra
vez, ansioso, con sufrimiento, e inmediatamente crearás de la
misma manera tu siguiente nacimiento.
Deja que la muerte dicte la norma. Todo lo que pueda hacer,
incluso si te estás muriendo, es auténtico; puede hacerse en
cualquier sitio; en cualquier sitio y sin ninguna condición como
exigencia. Si te encuentras con las condiciones propicias, perfecto,
aprovéchalas. Si no, no importa. Hasta en el lugar más concurrido
es posible hacerla.
No hagas ningún intento por controlarla, porque todo control
procede de la mente; la meditación no puede ser algo en lo que
intervenga el control.
La mente no puede meditar. La meditación es algo más allá
de la mente, o por debajo de ella, pero nunca dentro de ella. De
modo que si la mente observa y controla, no es meditación; es
concentración. Es un esfuerzo de la mente. Lleva al máximo las
cualidades de la mente. Un científico se concentra, un soldado se
concentra; un cazador, un investigador, un matemático, todos se
concentran. Practican actividades de la mente.
Puedes elegir cualquier momento. No hay necesidad de fijar
un horario. Usa los momentos que mejor te convengan. En el baño,
cuando dispongas de diez minutos, siéntate bajo la ducha y medita.
Por la mañana, por la tarde, cuando puedas, en pequeños intervalos
–incluso durante cinco minutos-, medita; verás cómo llega a ser un
alimento constante.
No hay necesidad de hacerlo veinticuatro horas. El gusto de
un poco de meditación será suficiente. No hay necesidad de beberse
el río entero. Una taza de té bastará. Hazlo de la manera más
sencilla. Lo sencillo es lo ideal. Hazlo lo más natural posible. No
fuerces nada; hazlo siempre que tengas tiempo. Que no se
convierta en un hábito, porque todos los hábitos son algo de la
mente, y una persona realmente auténtica no tiene hábitos.
Relajado Y Cómodo
Uno debe estar muy cómodo para relajarse. Ponte cómodo.
Toma la postura que prefieras en la silla. Cierra los ojos y relaja el
cuerpo. Desde la punta del pie hasta la cabeza, siente por dentro de
dónde se halla la tensión. Si la sientes en la rodilla, relaja la rodilla.
Tócala y dile: “Relájate por favor”. Al cabo de una semana, serás
capaz de comunicarte con el cuerpo. Una vez que empieces a
comunicarte con él, las cosas resultan muy fáciles.
Al cuerpo no hay necesidad de forzarlo, hay que persuadirlo.
Uno no necesita luchar con él: es algo feo, violento, agresivo, y
cualquier clase de enfrentamiento creará más y más tensión. No