Page 108 - Osho - El Equilibrio Cuerpo Mente_Lucid
P. 108

auténtico o no. A lo mejor ni siquiera lo miras, pero como los demás
                   lo tienen y hablan de Picasso, tienes que demostrar tu cultura. Lo
                   que haces es mostrar tu dinero. Entonces todo lo que es caro se
                   vuelve importante; todo lo que es caro se considera significativo.
                          El dinero y los vecinos parecen ser el único medidor: los
                   autos, las casas, los cuadros, los elementos decorativos. La gente
                   tiene saunas en su cuarto de baño no por la salud de su cuerpo, no
                   necesariamente, sino porque es algo in; todo el mundo la tiene. De
                   lo contrario, pareces pobre. Si todo el mundo tiene una casa en las
                   colinas, tú tienes que tenerla. Puede que no estés a gusto en las
                   colinas, que resulte de lo más aburrido. Puede que te pongas a
                   mirar la televisión o a oír la radio y que dé la casualidad de que
                   veas los mismos programas que veías antes. Entonces, ¿qué más
                   da que vivas en las colinas o en tu antigua casa? Pero los demás
                   viven allí. Hace falta un garaje para cuatro autos; otros lo tienen.
                   No te hacen falta tantos autos.
                          Te contaré un chiste:


                          El viejo Luke y su esposa tenían fama de ser el matrimonio
                   más tacaño del valle. Luke murió y a los pocos meses, su esposa.
                   En su lecho de muerte, ésta llamó a su vecina y le pidió con voz
                   débil: “Ruthie, entiérrame con el traje negro de seda, pero antes,
                   corta la espalda y aprovéchala para hacer otro vestido. Es una
                   buena tela y me da rabia desperdiciarla”.
                          “No puedo hacer eso –contestó Ruthie-. Cuando tú y Luke
                   lleguen a las puertas del cielo, ¿qué van a pensar los ángeles si el
                   vestido tiene la espalda cortada?”.
                          “No me mirarán a mí –respondió ella-. Enterré a Luke sin
                   pantalones”.


                          El interés siempre se centra en el otro: Luke estará sin
                   pantalones y todo el mundo lo estará mirando. El interés de los
                   norteamericanos está en los demás…
                          ¿Te has fijado en un niño corriendo, gritando, bailando, sin
                   ningún motivo? Si le preguntas: “¿Por qué estás tan contento?”, no
                   será capaz de responderte. Creerá que estás loco. ¿Hay que tener
                   alguna razón para ser feliz? Se sorprenderá ante semejante
                   pregunta. Se encogerá de hombros y seguirá su camino cantando y
                   bailando de nuevo. El niño no tiene nada. Todavía no es primer
                   ministro, no es presidente de los Estados Unidos, no es Rockefeller.
                   No posee nada; a lo mejor unas cuantas conchas y otras tantas
                   piedras que ha recogido en la playa, eso es todo.
                          La vida norteamericana termina cuando termina la vida.
                   Cuando acaba el cuerpo, acaba el norteamericano. De ahí que tenga
                   tanto miedo a la muerte. Por tener tanto miedo a la muerte, el
                   norteamericano trata de prolongar la vida de cualquier modo
                   posible, algunas veces hasta límites absurdos. Ahora muchos de
                   ellos no hacen más que vegetar en los hospitales, en sanatorios
   103   104   105   106   107   108   109   110   111   112   113