Page 102 - Osho - El Equilibrio Cuerpo Mente_Lucid
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deportivamente, le ofrece a Jesús la oportunidad de poner la bola
                   en la línea de juego sin que suponga falta. Pero Jesús es necio y
                   rechaza la oferta. Moisés le advierte entonces: “Vamos, Jesús, no
                   puedes tirar desde una hierba alta”.
                          “Si Arnold Palmer puede –responde Jesús- yo también”. Jesús
                   entonces toma impulso y golpea la bola, que va a parar a un
                   estanque. Acto seguido, Moisés lanza un segundo golpe que da en
                   el green y se vuelve para ver a Jesús. Éste se remanga el pantalón.
                   “¡Por favor, Jesús! –advierte Moisés- te ruego que pongas la bola en
                   la línea de juego. ¡Sería un milagro que te saliera bien ese golpe!”.
                          “Si Arnold Palmer puede hacerlo, también puedo yo”, insiste
                   Jesús al tiempo que lanza la bola sobre el agua. Un jardinero que
                   observaba la escena se acerca a Moisés y le dice: “¿Quién se cree
                   ese tipo que es, Jesucristo?”.
                          “No –responde Moisés-. ¡Cree que es Arnold Palmer!”.

                                                  La Meditación Diaria


                          Siempre que tengas tiempo, durante unos cuantos minutos
                   relaja las vías respiratorias, nada más; no hay necesidad de relajar
                   todo el cuerpo. Sentado en un tren, en un avión, o en el auto, nadie
                   se dará cuenta de lo que estás haciendo. No tienes más que relajar
                   las vías respiratorias. Procede como cuando están funcionando
                   naturalmente. Cierra entonces los ojos y observa cómo entra la
                   respiración, cómo sale, cómo entra… No te concentres, porque sino
                   no te saldrá bien, crearás un obstáculo.
                          La meditación no es concentración. Es tan sólo consciencia.
                   Simplemente te relajas y observas la respiración. En esa
                   observación no se excluye nada. Si es el ruido del motor del auto:
                   no pasa nada, acéptalo. Si es ruido del tráfico: que no te importe,
                   ya estás acostumbrado. El pasajero que está a tu lado está
                   roncando: acéptalo. No hay que rechazar nada. No vas a delimitar
                   tu consciencia.
                          La concentración delimita tu consciencia, ya que te hace
                   dirigirte hacia un punto, pero todo lo demás compite con ese punto
                   focal. Te pones a luchar contra todo lo que te encuentras, porque
                   temer perder el punto hacia el que vas. Puede que te distraigas, y
                   eso se convierte en un obstáculo. Entonces buscas la reclusión,
                   subir al Himalaya. Necesitas irte a la India, tener una habitación en
                   donde puedas sentarte en silencio, donde nadie te moleste para
                   nada.
                          Pero no, no creo que sea lo adecuado; en el aislamiento no
                   está la solución. Sin duda tiene su lado beneficioso –te sentirás más
                   tranquilo, más calmado- pero son resultados transitorios. Por eso ua
                   y otra vez crees que pierdes el ritmo. Al no contar con las
                   condiciones que creías idóneas, lo pierdes. Una meditación en la
                   que necesitas condiciones previas, en la cuales hay que satisfacer
                   determinados requisitos, no es meditación en absoluto porque no
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