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DÍAS FUERA DE LO COMÚN



                                                                                                        Me es muy grato rememorar tantas anécdotas vividas, una la tengo
                                                                                                      muy  presente;  recuerdo  que  iniciaba  mi  jornada  laboral,  el  día  como
                                                                                                      siempre estaba bastante frío a pesar del sol, pero con un paisaje extraor-
                                                                                                      dinario que pocos lugares pueden ofrecer.

                                                                                                        El día había sido extenuante, con un sin número de consultas, acti-
                                                                                                      vidades, emergencias, sin embargo, muy satisfactorio; a pocos minutos
                                                                                                      para iniciar el largo viaje a casa, llegó un pequeño niño en los brazos de
                                                                                                      su padre, quien mostraba desesperación; sus ojos con lágrimas no ha-
                                                                                                      llaban palabras para describir lo que le sucedía a su hijo. La escena re-
                                                                                                      sultaba desgarradora, razón por la cual, brindé los primeros auxilios de
                                                                                                      manera inmediata mientras indagaba lo sucedido, tranquilizando a los
                                                                                                      acompañantes y sobre todo al señor.




























                                                                                                        Le  resultaba  difícil  contar  con lujo  de detalles  lo sucedido con su
                                                                                                      pequeño de cuatro años; entre lágrimas, mencionaba que se encontraba
                                                                                                      junto a otros niños jugando en los alrededores, mientras que los adultos
                                                                                                      realizaban  trabajo de campo. Los acompañantes  relataban  que habían
                                                                                                      encontrado  al  niño  desvanecido en  el  piso, evidenciaron  vómito  a  su
                                                                                                      alrededor además de una planta nativa llamada “shanshi”. Mi cara de
                                                                                                      desconcierto y duda fue inmediata, ya que solo constataba que el niño se
                                                                                                      encontraba somnoliento, desorientado en tiempo, espacio y persona, pu-
                                                                                                      pilas dilatadas y con ansias de encontrarse entre los brazos de su madre.
                                                                                                        En ese momento, recordé una conversación que mantuve con una de


                                                                                                      Regreso al Indice                                      253
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