Page 42 - ESPERANZA PARA UN MUNDO EN CRISIS
P. 42
38 Esperanza para un mundo en crisis
Oriente: Babilonia, Persia (Imperio Medopersa), Grecia y Roma, incluida
la división del Imperio Romano (ver Daniel 2; 7; 8).
En San Mateo 24, Jesús hace predicciones impactantes sobre los úl-
timos días que ahora se están cumpliendo. Esas son solo algunas de las
profecías que demuestran claramente la fiabilidad, la veracidad y el ori-
gen divino de la santa Palabra de Dios.
El propósito principal de la Biblia
El propósito principal de la Biblia es revelar un plan eterno de sal-
vación. La Biblia contiene historia, pero no es principalmente un libro
de historia. Aborda las ciencias, pero no es un libro de texto de ciencias.
Presenta vislumbres de la mente humana, pero no es un tratado sobre
psicología. Aunque la Palabra de Dios se encuentra con diferentes disci-
plinas es, ante todo, la revelación de la voluntad de Dios. Las Escrituras
expresan verdades eternas para la humanidad. La Biblia responde tres
preguntas importantes de la vida: “¿Por qué estoy aquí?”, “¿De dónde ven-
go?” y “¿Qué me depara el futuro?” Su texto da esperanza y ánimo a cada
uno de nosotros.
El tema central de la Biblia es Jesús. Los profetas del Antiguo
Testamento hablaron de él. Cada libro de la Biblia es una revelación de
su amor. Al hablar con los fariseos, Jesús declaró: “Ustedes estudian las
Escrituras a fondo porque piensan que ellas les dan vida eterna. ¡Pero las
Escrituras me señalan a mí!” (Juan 5:39). El Antiguo Testamento habla del
Cristo por venir; el Nuevo Testamento revela al Cristo que ya ha venido.
La Biblia entera “testifica” de Jesús. En las Escrituras, Jesús es el Cordero
que fue asesinado, el Sacerdote vivo y el Rey por venir. Él es quien nos
justifica, nos santifica y algún día nos glorificará. Jesús es nuestro Salvador
y Señor perdonador, misericordioso, compasivo y que transforma la vida.
Jesús es el gran obrador de milagros. Transforma la vida. Cristo agre-
gó: “Las palabras que yo les he hablado son espíritu y son vida” (Juan
6:63). El Espíritu Santo toma los principios de la Palabra de Dios e impre-
siona con ellos nuestras mentes receptivas, convirtiéndonos en nuevas
criaturas. Cristo está en el centro de todas las enseñanzas bíblicas. Por
eso, el apóstol Pablo declara tan enfáticamente: “Todo el que pertenece a
Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado;
¡una nueva vida ha comenzado!” (2 Corintios 5:17).