Page 43 - ESPERANZA PARA UN MUNDO EN CRISIS
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Un equipo de protección poderoso 39
Símbolos de la Palabra de Dios
El salmista David declara: “Tu palabra es una lámpara que guía mis
pies y una luz para mi camino” (Salmo 119:105). La luz siempre expulsa
la oscuridad. Si no se tiene luz en un camino por la noche, es fácil per-
derse. No será difícil tropezar y caer en un cañón profundo, sin luz. Una
linterna fuerte marca toda la diferencia. La Palabra de Dios ilumina el ca-
mino de los seguidores de Cristo. Jesús es la “luz del mundo”, que aporta
claridad a nuestra oscuridad a través de su Palabra (S. Juan 8:12).
Mi esposa y yo vivimos a casi dos kilómetros de la iglesia adventista
a la que asistimos. A menudo, después del culto vespertino, volvemos
caminando a casa. Nuestro viaje nos lleva por un camino lleno de árbo-
les, a través de un bosque sin luz. Ha habido momentos en que hemos
transitado por allí casi en la oscuridad total, y es difícil mantenerse en
el camino y encontrar la dirección correcta. Hemos aprendido por ex-
periencia que tener una linterna marca toda la diferencia. Con ilumina-
ción, el camino a casa es muy agradable. Sin la luz, andamos a tientas
en la oscuridad. Jesús anhela llevarnos a casa, así que nos dio su Palabra
como una lámpara para iluminar el camino.
En Jeremías 23:29, la Palabra de Dios se compara con el fuego y el
martillo. Es similar al fuego porque consume. Cuando leemos la Palabra
de Dios, su fuego arde dentro de nosotros, consumiendo el error. El pro-
ceso de refinamiento no siempre es agradable, pero es necesario elimi-
nar las impurezas de nuestro carácter. La Palabra de Dios es también un
martillo. El martillo de la Palabra de Dios rompe el corazón endurecido.
Piensa en los cambios drásticos que han tenido lugar en la vida de los
endemoniados, del centurión romano, del ladrón en la cruz y de muchos
otros en el Nuevo Testamento. La Palabra de Dios golpeó sus corazones
endurecidos hasta que se rompieron ante el martillo del amor.
Uno de los símbolos más comunes en las Escrituras compara la Biblia
con una “semilla”. En San Lucas 8:11, Jesús declara: “La semilla es la pa-
labra de Dios”. Hay vida en una pequeña semilla. Cuando la semilla de la
Palabra de Dios se siembra en el suelo de la mente, produce una abun-
dante cosecha de vida. Jesús usó el símbolo de la semilla con frecuencia
para describir el crecimiento de su Reino. La Palabra de Dios difundida
como una semilla en todo el mundo producirá una cosecha fértil. Jesús
amplía este tema en una de sus parábolas agrícolas: “El reino de Dios es