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CAMINO DE SERVIDUMBRE
preocupa, y sólo están ciertos de que tienen que alcanzarse cualquiera que
sea el precio. Mas para casi todos los que consideran el socialismo no sólo
una esperanza, sino un objeto de la práctica política, los métodos caracte-
rísticos del socialismo moderno son tan esenciales como los fines mismos.
Muchas personas, por otra parte, que valoran los fines últimos del socia-
lismo no menos que los socialistas, se niegan a apoyar al socialismo a causa
de los peligros que ven para otros valores en los métodos propugnados por
los socialistas. La discusión sobre el socialismo se ha convertido así princi-
palmente en una discusión sobre los medios y no sobre los fines; aunque
vaya envuelta también la cuestión de saber si los diferentes fines del socia-
lismo pueden alcanzarse simultáneamente.
Esto bastaría para crear confusión.Mas la confusión ha aumentado toda-
vía por la práctica común de negar que quienes rechazan los medios apre-
cien los fines.Pero no es esto todo.Se complica más la situación por el hecho
de valer los mismos medios, la «planificación económica», que es el princi-
pal instrumento de la reforma socialista, para otras muchas finalidades.
Tenemos que centralizar la dirección de la actividad económica si deseamos
conformar la distribución de la renta a las ideas actuales sobre la justicia social.
Propugnan la «planificación», por consiguiente, todos aquellos que deman-
dan que la «producción para el uso» sustituya a la producción para el bene-
ficio. Pero esta planificación no es menos indispensable si la distribución de
la renta ha de regularse de una manera que tengamos por opuesta a la justa.
Si deseamos que la mayor parte de las cosas buenas de este mundo vaya
a manos de alguna elite racial,el hombre nórdico o los miembros de un partido
o una aristocracia, los métodos que habríamos de emplear son los mismos
que asegurarían una distribución igualitaria.
Puede, quizá, parecer abusivo usar la palabra socialismo para describir
sus métodos y no sus fines, utilizar para un método particular un término
que para muchas gentes representa un ideal último. Es preferible, proba-
blemente, denominar colectivismo a los métodos que pueden usarse para
una gran variedad de fines, y considerar al socialismo como una especie de
este género. Con todo, aunque para la mayor parte de los socialistas sólo
una especie del colectivismo representará el verdadero socialismo, debe
tenerse siempre presente que éste es una especie de aquél, y que, por con-
siguiente, todo lo que es cierto del colectivismo como tal, debe aplicarse
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