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CAMINO DE SERVIDUMBRE

                     Para que no puedan dudarlo las gentes engañadas por la propaganda oficial
                  de ambos lados, permítaseme citar una opinión más, de una autoridad que
                  no debe ser sospechosa. En un artículo bajo el significativo título de «El re-
                  descubrimiento del liberalismo», el profesor Eduard Heimann, uno de los
                  dirigentes del socialismo religioso germano, escribe: «El hitlerismo se
                  proclama a sí mismo como, a la vez, la verdadera democracia y el verdadero
                  socialismo,y la terrible verdad es que hay un grano de certeza en estas preten-
                  siones; un grano infinitesimal, ciertamente, pero suficiente de todos modos
                  para dar base a tan fantásticas tergiversaciones. El hitlerismo llega hasta a
                  reclamar el papel de protector de la Cristiandad, y la verdad terrible es que
                  incluso este gran contrasentido puede hacer alguna impresión. Pero un
                  hecho surge con perfecta claridad de toda esta niebla: Hitler jamás ha pre-
                  tendido representar al verdadero liberalismo. El liberalismo tiene, pues, el
                  mérito de ser la doctrina más odiada por Hitler.» Debe añadirse que si este
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                  odio tuvo pocas ocasiones de manifestarse en la práctica, la causa fue que
                  cuando Hitler llegó al Poder, el liberalismo había muerto virtualmente en
                  Alemania. Y fue el socialismo quien lo mató.


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                     Si para muchos que han observado de cerca el tránsito del socialismo al
                  fascismo la conexión entre ambos sistemas se ha hecho cada vez más evi-
                  dente, la mayoría del pueblo británico cree todavía que el socialismo y la
                  libertad pueden combinarse. No puede dudarse que la mayoría de los socia-
                  listas creen aquí todavía profundamente en el ideal liberal de libertad,y retro-
                  cederían sí llegaran a convencerse de que la realización de su programa signi-
                  ficaría la destrucción de la libertad.Tan escasamente se ha visto el problema,


                     12. Eduard Heimann; «The Rediscovery of Liberalism», Social Research, vol. 8, noviembre de
                  1941, p. 479. Conviene notar a este respecto que, cualesquiera que fuesen sus motivos, Hitler consi-
                  deró conveniente declarar en uno de sus discursos públicos, en febrero de 1941 sin ir más lejos, que
                  «fundamentalmente nacionalsocialismo y marxismo son la misma cosa».Véase el artículo «Herr Hitler’s
                  Speech of February 24», The Bulletin of International News (publicado por el Royal Institute of
                  International Affairs, vol. 18, 8 de marzo de 1941, p. 269). [Eduard Heimann (1889-1967) dio clases
                  en la Universidad de Hamburgo de 1925 a 1933, cuando huyó de Alemania y obtuvo un puesto en
                  la New School for Social Research de Nueva York. —Ed.]

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