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CAMINO DE SERVIDUMBRE

                  Y Walter Lippmann ha llegado al convencimiento de que «la generación a
                  que pertenecemos está aprendiendo por experiencia lo que sucede cuando los
                  hombres retroceden de la libertad a una organización coercitiva de sus asun-
                  tos.Aunque se prometan a sí mismos una vida más abundante, en la práctica
                  tienen que renunciar a ello; a medida que aumenta la dirección organizada,
                  la variedad de los fines tiene que dar paso a la uniformidad. Es la némesis de
                  la sociedad planificada y del principio autoritario en los negocios humanos.» 8
                     Muchas afirmaciones semejantes de personas en situación de juzgar
                  podrían seleccionarse de las publicaciones de los últimos años, particular-
                  mente de aquellos hombres que, como ciudadanos de los países ahora tota-
                  litarios, han vivido la transformación y se han visto forzados por su expe-
                  riencia a revisar muchas de sus creencias más queridas. Citaremos como un
                  ejemplo más a un escritor alemán, que llega a la misma conclusión, quizá
                  con más exactitud que los anteriormente citados.
                     «El completo colapso de la creencia en que son asequibles la libertad y
                                                                  9
                  la igualdad a través del marxismo, escribe Peter Drucker, ha forzado a Rusia
                  a recorrer el mismo camino hacia una sociedad no económica, puramente
                  negativa, totalitaria, de esclavitud y desigualdad, que Alemania ha seguido.
                  No es que comunismo y fascismo sean lo mismo en esencia. El fascismo es
                  el estadio que se alcanza después que el comunismo ha demostrado ser una
                  ilusión, y ha demostrado no ser más que una ilusión, tanto en la Rusia stali-
                  nista como en la Alemania anterior a Hitler.» 9



                  las siguientes líneas, tomadas de la p. 35, expresan sentimientos similares: «El marxismo podría ser
                  un fenómeno de un interés poco más que histórico, viendo cómo ha fracasado incluso en su principal
                  plaza fuerte, si no fuese tan afín al nacionalsocialismo. El nacionalsocialismo habría sido inconcebible
                  sin el marxismo.» Voigt constata en su libro semejanzas entre el marxismo y el nacionalsocialismo,
                  lo mismo que entre las personas de Lenin y Hitler. —Ed.]
                     8. Walter Lippmann,«The Government of Posterity»,The Atlantic, vol.158,noviembre de 1936,
                  p. 552. [El periodista, autor y comentarista social estadounidense Walter Lippmann (1889-1974) es-
                  cribió para el New York Herald Tribune. Obtuvo el Premio Pulitzer de información internacional en
                  1962. —Ed.]
                     9. Peter Drucker, The End of Economic Man:A Study of the New Totalitarianism (Nueva York:
                  The John Day Co., 1939), pp. 245-46. [En el original, Hayek da erróneamente como p. 230 la página
                  en la que se encuentra la cita. El asesor empresarial americano, vienés de nacimiento, Peter Drucker
                  (1909-2005) enseñó en el Bennington College y en la Universidad de Nueva York antes de ser nombrado

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