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CAMINO DE SERVIDUMBRE

                  mucho más (como el propio autor admitió una vez) que «un panfleto ocasio-
                  nal». 106  Los lectores actuales a quienes no resulta familiar la historia del Tercer
                  Reich pueden vacilar ante nombres como los de Julius Streicher o Robert Ley.
                  Y ¿quién se acuerda hoy del movimiento «Forward March» de Sir Richard
                  Acland, o del Temporary National Economic Committee? Como coordina-
                  dor,he tratado de incluir breves notas para situar en su contexto a estos indi-
                  viduos, grupos e ideas, con el fin de facilitar a los lectores de hoy la tarea de
                  entrar en el mundo en que habitaba Hayek.
                     Al mismo tiempo, el libro está lleno de ideas atemporales. El objetivo in-
                  mediato de Hayek era persuadir a la audiencia británica de que su herencia de
                  democracia liberal bajo el estado de derecho debería considerarse un tesoro na-
                  cional en vez de un objeto de desprecio,como un mapa de carreteras aún vigente
                  para organizar la sociedad en vez de una molesta reliquia de tiempos pasados.
                  Aunque mucho depende de cómo definimos nuestros propios términos,el suyo
                  era un mensaje que invita a algo más que a un reexamen ocasional.
                     Otro tema,evidente quizá de manera más explícita en la introducción que
                  en partes específicas del texto de Hayek,pero que,aun así,es en gran medida
                  parte de su motivación subyacente para escribir el libro,es la advertencia del
                  Autor referente a los peligros que los tiempos de guerra plantean a las socie-
                  dades civiles establecidas —pues es en estos tiempos cuando las libertades
                  civiles, tan duramente ganadas, pueden perderse muy fácilmente. Y lo que
                  es más inquietante, los políticos, instintivamente, reconocen el seductor
                  poder de la guerra. Los tiempos de emergencia nacional permiten invocar
                  una causa común y una meta común. La guerra autoriza a los dirigentes a
                  pedir sacrificios. Presenta a un enemigo contra el cual todos los segmentos
                  de la sociedad pueden unirse.Esto es verdad en caso de guerra real,pero debido
                  a su capacidad para unificar a grupos diversos, los políticos astutos de todos
                  los partidos estiman eficaz invocar metáforas bélicas en una multitud de con-
                  textos. La guerra contra las drogas, la guerra contra la pobreza, y la guerra
                  contra el terror no son sino tres ejemplos de los últimos tiempos. 107  Lo que
                  hace que estos ejemplos sean aún más preocupantes que la guerra real es que


                     106. Véase F.A, Hayek, prefacio a la edición de 1976, en este volumen, p. 83.
                     107. Agradezco a Steven Horwitz que me haya proporcionado estos ejemplos tan apropiados en
                  sus colaboraciones para una sesión conmemorativa del 60 aniversario de la publicación de Camino

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