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Especial: Jorge Ninapayta de la Rosa


                           Además, es una novela «circular»; es decir, la historia se inicia con Berta Corrales y Calam-
                     brito, entonces separados sentimentalmente, y concluye con su unión, producto de una confusión
                     en su lucha con Largo, en la cual Calambrito «aparece», por suerte, como ganador ante los ojos
                     de «la Batán» grande.
                           En la obra circulan personajes de la farándula, que semánticamente es el personal de un
                     circo. También otros secundarios, como el periodista Danilo y el estrambótico Roncomán, quien
                     pone la parte humorística, acompañados de la extraordinaria masa verbal que despliega el narra-
                     dor, lo cual es un buen indicador de la asombrosa capacidad que poseía Jorge Ninapayta para
                     convencer al lector de la buena literatura que producía. Pero en este momento solo nos interesa
                     señalar aquellos personajes que pueden servir para nuestro propósito de vincular a la farándula
                     con el poder, como ocurrió en la nefasta década peruana de 1990 al 2000.

                     3.2. Farándula y poder


                     Un ejemplo primerísimo del nexo entre la farándula y el poder se da en el caso de Largo («Primera
                     parte», p. 12), antiguo amante de la vedete Berta Corrales, «la Batán», llamada así por su «gene-
                     roso trasero» (p. 11), de quien se conoce únicamente que estuvo recluido en una prisión y quedó
                     en libertad antes de cumplir su condena.
                           Libre en las calles, Largo muda de forajido a «vigilante operativo de las fuerzas de choque
                     del partido ofi cialista» (p. 13), y en un momento dado, cuando va en busca de su examante al
                     local de «La Rana Loca» (pp. 18-22), golpea a Calambrito porque este es un obstáculo para llegar
                     a Berta, pero huye cuando “«llegaba el carro de la basura haciendo ruido con el triángulo de
                     acero”, pensando el delincuente «que se trataba de la policía» (p. 22).
                           Esta acción es un elemento distractivo para los lectores, pues se piensa que la riña es úni-
                     camente por Berta; sin embargo, más adelante, en una conversación entre ella y Manuel, se
                     descubre el interés del gobierno para utilizar a los artistas populares con el afán de re-reelegir al
                     dictador:

                             ―Ayer me vino a ver alguien –Berta estiró el cuello, otra vez miró a todos lados y bajó la voz―. Al-
                             guien del gobierno.
                             […]
                             ―Era un enviado del asesor del gobierno, ya sabes quién. Me ofreció cantar en la manifestación de
                             apoyo del sábado, todo pagado. […] Dijo que el asunto debería tener la apariencia de un apoyo
                             espontáneo de parte de los artistas. Habrá de todo, pintores, escritores, actores, en fi n. Dijo que
                             muchos ya habían confi rmado su participación y hasta habían recibido su plata  por adelantado.
                             (p. 49)

                           Más adelante, Berta confi rma el temor que infunde no colaborar con el gobierno de turno:
                     «— [...] La verdad, yo quiero decir que no, pero ya sabes lo vengativa que es esa gente que tiene   17
                     la sartén por el mango» (p. 50). Además, corrobora que la golpiza de Largo a Calambrito signifi -
                     caba la presión del poder político sobre la farándula para que no se inhibiera de participar en la
                     manifestación pública del dictador, en la cual anunciaría su decisión de re-reelegirse en el poder.

                     3.3. El dictador

                     La aparición del dictador en la nouvelle se da en Palacio de Gobierno con la condición legal de
                     soltero luego de dos divorcios. La descripción del ambiente revela la «torre de marfi l» en la que
                     desenvuelve su vida. Se describen escaleras de mármol, alfombra de «lana de oveja esteparia»
                     (p. 71), «puertas doradas», en las que se indica su uso: «Salón Elegante, Salón Campestre, Salón
                     Tropical» (p. 75).
                           En la cima de la irrealidad en que vive el dictador, se asiste por un valet con vestimenta
                     colonial, como si el tiempo no hubiera transcurrido en el lugar (p. 72). Además, está la exigencia
                     del dictador de tomar un baño en su «Salón Tropical», con «[s]ales, burbujas, pescaditos de agua
                     dulce y algunas estrellas, ya saben» (p. 72), con arena en el piso y asistido por «jóvenes hawaianas»
                     (p. 76). Asimismo, la despensa gastronómica posee animales vivos, como cerdos, gallinas, vacas,
                     monos, guacamayos, tapires, armadillos, con el propósito de satisfacer el apetito exótico del dic-
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