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Especial: Jorge Ninapayta de la Rosa
















                     LA BELLA Y LA FIESTA:


                     la NOUVELLE dEl diCtador





                                                                                              Jorge Ramos Rea





                                                       Claro  que  no  había que  olvidar  que,  entre  todos  los milloncejos
                                                       gastados, muchos habían sido lanzados con muy buena puntería en
                                                       los bolsillos de los amigos del presidente. Pero eso no cambiaba la
                                                       cosa. Todo era sencillo, pero difícil a la vez. Eso era la política.

                                                                                         La bella y la fi esta (p. 117)



                           scritores universales han construido personajes novelescos que han calado en el imaginario
                           literario; novelistas que han plasmado un carácter particular en sus personajes y han trascen-
                           dido el tiempo convirtiéndose en héroes ecuménicos como los emblemáticos Don Quijote,
                    ESancho Panza o Madame Bovary, por indicar ejemplos conocidos por los lectores, personajes
                     que encarnan sentidos esenciales en cualquier tiempo y nacionalidad.
                           En esta galería de personajes literarios universales como elementos signifi cativos en la novela,
                     igualmente se ha construido al dictador.


                     1. EL DICTADOR COMO PERSONAJE LITERARIO

                     Ofelia Huamanchumo sentencia que «[l]as dictaduras latinoamericanas y sus líderes fueron llevados   13
                     a la literatura como personajes centrales de un género literario latinoamericano, que se ha dado en
                     llamar novelas del dictador o novela de la dictadura» (2014:193), cuya característica fundamental
                     «ha sido la ejecución de su poder a través de una nefasta violencia que los relaciona con el terroris-
                     mo de Estado y opresión de la población […]» (Huárag 2014: 193), como ocurre en las obras de auto-
                     res que revisaremos luego. Esto en función de que «[l]a literatura en su particular modo de expresión
                     refl eja los hechos sociales y las inquietudes trascendentes de su época» (Huárag 2014: 13), por cuanto
                     se puede considerar al escritor como «historiador privilegiado» (Gutiérrez 2011). Además, el «escritor
                     propone un modo de descifrar lo que acontece en la realidad. Pero no se trata de una propuesta
                     inmediata. La obra propone un punto de vista que suele quedar en el ámbito refl exivo-estético, moral
                     o fi losófi co» (Huárag 2014: 18).
                           Una apretada síntesis del dictador como protagonista literario en la literatura latinoamericana
                     contemporánea nos conduce al representado en El Señor Presidente (1946), de Miguel Ángel Astu-
                     rias, inspirado en Manuel Estrada Cabrera. Aquí se muestra la trascendencia de las decisiones del
                     dictador en la sociedad que gobierna.
                           Otro  dictador  aparece  en  Yo,  el Supremo  (1974), de  Augusto  Roa  Bastos, basado en  José
                     Gaspar Rodríguez de Francia. El dictador protagonista de la obra es la representación y actuación
                     fi dedignas de la autoridad política.
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