Page 16 - Machote revista Ochentero nuevas medidas.indd
P. 16
Especial: Jorge Ninapayta de la Rosa
vela corta que proponen Reis y Lopes, quienes consideran que La bella y la fi esta es
esta es «una especie de concentración temática, sin divergen-
cias. Por áreas semánticas paralelas o adyacentes», además de recorrida por una
que en ella «la acción se desarrolla normalmente en ritmo rápi- mirada burlona que se
do, de forma concentrada» (1995: 187 y 186). complace en el trazo de
Esta acción o ritmo no solamente se da en el tratamiento una ciudad de seres
de la historia; particularmente creemos que se suma a ello el len-
guaje del narrador, cuya participación, como señala Genette imposibles, por absurdos
(1989), es un elemento fundamental en la fi cción, pues permite y ridículos, con su carga
que el desarrollo de la historia avance sin piedras u obstáculos cotidiana de ilusiones.
en las páginas correspondientes. Por este componente, a nin-
gún lector jamás se le ocurriría correr las páginas para avanzar la historia, pues se perdería la exquisi-
tez del lenguaje elegido por Jorge Ninapayta tanto en la narración como en la participación de los
personajes, pulcro y humorístico por tramos.
Por tanto, La bella y la fi esta es una novela corta de importancia capital en el tratamiento del
dictador como personaje literario, porque, como dice Huárag, «la literatura en su particular modo de
expresión, refl eja los hechos sociales y las inquietudes trascendentes de su época» (Huárag 2014: 13).
En el caso de la novela de Jorge Ninapayta, es representativa de la dictadura de Fujimori-Montesi-
nos (1990-2000), pero con elementos signifi cativos rescatados de otro personaje político que llegó al
poder: Alan García Pérez (1985-1990), encumbrado líder de la organización política más antigua del
Perú: el Partido Aprista Peruano.
Esta observación se deduce de las revelaciones relatadas en la obra, descifrables fácilmente
por la generación a la cual nos tocó vivir dos momentos políticos importantes en la historia contem-
poránea del Perú.
En el primer caso —el de Fujimori-Montesinos— se dan detalles de la manera como se ejercía
coerción en los pobladores para asistir a una manifestación en la que debían expresar pública y ma-
sivamente su apoyo al dictador para la re-reelección. Además, se narra y describe el reclutamiento
—por convencimiento o presión— para conformar las llamadas «portátiles» con transeúntes despre-
venidos a quienes llevaban en masa a la Plaza Los Libertadores y los presentaban como pobladores
espontáneos.
En cuanto a Alan García Pérez, en La bella y la fi esta se presentan casos en los que se alude
directamente a su protagonismo histriónico: el «verbo fl orido» que encandila a la multitud que lo es-
cucha atento, los «balconazos» en Palacio de Gobierno y hasta la capacidad de suspenderse en el
aire en cada paso que da en los escalones que lo llevan al estrado para dirigir un discurso.
Como contraparte al dictador, el autor nasqueño presenta con sentido crítico la participación
16 de líderes de movimientos políticos de izquierda que se enfrentan al poder del dictador y de su asesor
Edián. A estos dirigentes opositores se los muestra con una clara tendencia personalista y sin un real
interés en destruir el poder de la pareja que gobierna el país.
En muchos momentos de la nouvelle, su actuación invita a la mofa y la risa, sobre todo por la
forma en que asumen el liderazgo: una opositora que heredó el partido de su padre, un izquierdista
casi desbocado de su función principal, y una mujer entrada en años que demuestra su actividad
política solo porque la situación le exige hacerlo y con los temores naturales de cualquier ciudadano
que se enfrenta al poder político.
3.1. La nouvelle
Toda novela tiene «una red más o menos compacta de correspondencias interiores, de llamadas
de atención, de ecos que el análisis se empeña en desvelar para comprender su unidad orgáni-
ca» (Bourneuf y Ouellet 1989: 80), tejido que compone la estructura.
La Bella y la fi esta se compone de tres bloques con subdivisiones: «Primera parte» (9 capítu-
los), «Segunda parte» (8 capítulos) y «Tercera parte» (un capítulo); y en el desenvolvimiento de la
historia se van tejiendo relaciones entre ellos que solamente pueden ser advertidos luego de una
atenta lectura.