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RASSINIER : La mentira de Ulises
CAPÍTULO III
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LA BARCA DE CARONTE ( )
Nuestra entrada en funciones en Dora se ha hecho bajo las reglas habituales en este
medio.
Descenso de los vagones, carrera desordenada a bravés del fárrago de materiales, con el
lodo hasta los tobillos, la nieve derritiéndose por debajo, los insultos y las amenazas a gritos,
los ladridos, los golpes.
Recorrido a bravés del campo de la S.S.: unos cincuenta bloques acondicionados, sin
caminos para ir de uno a otro – senderos enfangados a campo traviesa.
Entrada en el campo de internados: dos bloques de madera (todo es de madera), a cada
lado una alambrada que se abre ante nosotros. Se nos cuenta.
-- Zu fünfen! Zu fünfen! Mensch, blöder Hund! ( )
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¡Pum!, un puñetazo. ¡Pum!, una patada.
Al otro lado de la alambrada, el propio campo. Una decena de bloques, a lo sumo una
docena, diseminados, puestos allí al acaso, sin que aparezca ninguna intención coordinadora.
Al pasar, podemos leer desde lejos los números de los bloques: 4, 35, 24, 104, 17.
-- ¿Dónde están los bloques intermedios?
Una pista marcada por multitud de pisadas parte de la entrada y sube la colina sin que
se pueda decir que conduce a alguna
[83] parte: tenemos que tomarla y llegamos al «Gemeindeabort» (W.C. público) donde
quedamos encerrados en espera de órdenes. El Gemeindeabort es un bloque en el que no hay
más que asientos, urinarios y unos lavabos con palangana. Imposible sentarse o recostarse,
prohibición de salir. Estamos fatigados. También hambrientos. Hacia las dieciocho, una sopa,
300 gramos de pan, una barra de margarina, una rodaja de salchichón. Notamos que las
raciones son más fuertes que en Buchenwald. Un soplo de optimismo se propaga entre
nosotros.
-- Se trabajará, pero al menos se comerá – se confía entre susurros.
La gente del brazalete aparece a las veinte horas: se prepara una mesa, se sienta un
escribiente. Uno a uno pasamos ante la mesa, donde damos a conocer nuestro número de
registro, apellidos, nombre, profesión. Los del brazalete son checos y polacos internados por
diversos delitos: tienen la mano dura, y se hace más dura todavía por el uso generoso que
hacen de la porra de goma.
-- Hier ist Dora! Mensch! Blöder Hund! ¡ Zas!, ¡ zas!
A medianoche terminan las operaciones. Todos fuera: ahora recorremos en la noche el
camino en sentido inverso, encuadrados siempre por los Kapos y la S.S. De repente, nos
encontramos ante una inmensa excavación que se abre en el flanco de la colina: el túnel. Las
dos enormes hojas de hierro se abren: ya está, vamos a ser enterrados, pues a nadie le viene la
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Caronte, barquero del infierno en la Divina Comedia de Dante (N. del T.)
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¡De a cinco! ¡De a cinco! ¡Tú, idiota!
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