Page 117 - complot contra la iglesia
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los concilios les llamaron repetidamente “judíos pérfidos”; haciendo figurar éste
y otros elocuentes términos en la liturgia y ritos de la Santa Iglesia, que los
israelitas quieren ver del todo eliminados para sumirnos a los católicos en
mayor ignorancia todavía, acerca de la inmensa perversidad de nuestros
milenarios enemigos y así podernos vencer más fácilmente, utilizando con
mayor éxito sus engaños y sus acostumbrados golpes de sorpresa.
Lo más significativo es que en la descripción de la perfidia de esta raza
de víboras –como los llamó Cristo Nuestro Señor- coinciden perfectamente el
Nuevo Testamento de la Sagrada Biblia con los escritos elaborados siglos
después por los Padres de la Iglesia, con los conceptos contenidos en el Corán
de Mahoma, con los cánones de diversos concilios de la Iglesia, con los
procesos de la Santa Inquisición, con las opiniones de Martín Lutero y con las
acusaciones que en distintos siglos, en los más diversos países, fueron
lanzadas por conocedores del problema, católicos, protestantes, ortodoxos,
rusos, mahometanos e incrédulos como Voltaire y Rosemberg, que sin haberse
puesto de acuerdo, han coincidido en denunciar la perfidia y maldad extremas
de los judíos a través de los últimos dos mil años. Esto demuestra que por
desgracia esa maldad y perfidia, peligrosísimas para los demás pueblos,
corresponden a una realidad comprobada e incontrovertible.
San Matías apóstol propagó largamente la palabra de Dios, primero en
Macedonia y después en Judea, convirtiendo a muchos a la fe de Jesucristo
con su predicación y prodigios. Se dice que no pudiendo los judíos sufrir esto,
le echaron mano, le apedrearon hasta el punto de dejarlo poco menos que
muerto y por último fue degollado (94)
Capítulo Undécimo
LAS PERSECUCIONES ROMANAS PROVOCADAS POR LOS JUDÍOS
Ya estudiamos en el capítulo anterior diversos intentos hechos por los
judíos para lanzar a las autoridades romanas en contra de San Pablo,
acusando a éste de ir contra el César y reconocer a otro rey en su lugar,
diciéndolo por Jesús. Sobre estas intrigas y calumnias constantes nos da
noticia un documento incontrovertible, o sea el Nuevo Testamento de la
sagrada Biblia. Estas repetidas tentativas de lanzar el poderío del Imperio
Romano en contra de la naciente Cristiandad se sucedieron con frecuencia;
aunque infructuosamente durante algún tiempo.
Que los romanos eran tolerantes en materia religiosa es un hecho
históricamente incontrovertible y también que no eran hostiles por ningún
concepto a los cristianos, como lo demuestran además de la postura de Pilatos
en el caso de Jesús, las intervenciones favorables de las autoridades del
Imperio en las persecuciones desatadas por los judíos contra San Pablo y los
primeros cristianos.
El siguiente hecho es del todo significativo y es consignado por
Tertuliano y Orosio, al señalar que “ante los conatos de persecución hebrea surgida
contra los cristianos, el emperador Tiberio hizo publicar un edicto amenazando de muerte a los
que acusen a los cristianos”. (95)
El año noveno de su imperio, manda Claudio que todos los judíos salgan
de Roma porque según testimonio de Josefo, habían hecho abrazar los ritos