Page 345 - Mahabharata
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4. Virata                                                                                325


                   Lucharon durante largo tiempo. Las agudas flechas de Radheya, que eran tan veloces
               que su recorrido no podía ser seguido por la vista, hirieron a Arjuna, a sus caballos y a su

               conductor. Uttarakumara permanecía en su sitio. El joven príncipe se había convertido
               repentinamente en un héroe. Así de poderosa era la influencia de Arjuna. Su bravura era
               contagiosa. Radheya resistió durante largo tiempo la acometida de Arjuna. Pero al final
               tuvo que aceptar la derrota. Su frente, su cuello, sus hombros, sus brazos y su pecho
               estaban todos cubiertos de sangre por las flechas de Arjuna. Radheya tuvo que dejar de
               luchar, tuvo que abandonar la lucha y salir corriendo del campo de batalla.
                   Arjuna se encontró con Drona, y Aswatthama fue en ayuda de su padre cuando vio
               que Arjuna iba ganando. Arjuna era como el fuego de un bosque, quemando todo lo
               que encontraba en su camino. Drona, Aswatthama y Kripa fueron vencidos por Arjuna.
               Luchando parecía un ser divino, no parecía un mortal ordinario. Bhishma también vino
               a su encuentro, pero Arjuna les venció a todos. Quería encontrarse con Duryodhana
               y fue en dirección hacia donde él estaba. Los dos se encontraron frente a frente. El
               rey ya estaba muy disgustado por el cariz que estaban tomando las cosas, veía que su
               ejército estaba siendo dispersado por Arjuna en las cuatro direcciones. Se opuso a Arjuna
               valientemente, pero no pudo luchar por mucho tiempo. Arjuna mató a sus caballos y a
               sus elefantes. Duryodhana no pudo resistir el acoso de su poderoso primo y tuvo que
               salir corriendo del campo. Arjuna le siguió con palabras más afiladas que sus flechas. Le
               dijo:
                   —Hoy has perdido tu fama y tu reputación en el campo de batalla. ¿Es acaso correcto
               que un kshatrya se comporte de forma tan cobarde? ¿Acaso amas tanto tu vida que estás
               dispuesto a perder tu nombre a cambio de ella? ¿Qué es la vida después de todo? Tan
               sólo unos momentos. Te estás comportando como un cobarde, la muerte en el campo
               de batalla es preferible a una vida así. Te han puesto de nombre Duryodhana, lo cual
               significa que es muy difícil oponérsete y luchar contra ti. También te llaman Suyodhana;
               eso quiere decir que eres un buen luchador, pero hoy has hecho que tus dos nombres
               pierdan todo significado debido a tu conducta; deberías avergonzarte de ti mismo. Ven,
               sé un hombre y combate.

                   Aguijoneado por estas crueles palabras de Arjuna, Duryodhana volvió a la lucha.
               Luchó como una serpiente herida, su orgullo había sido herido. Él siempre había sido
               extremadamente sensible y no pudo soportar los insultos que habían llovido sobre él.
               Radheya vino en su ayuda por el lado derecho, pero no fue posible vencer a Arjuna.
               Drona y el resto de ellos vinieron y rodearon a Arjuna de nuevo. Arjuna decidió que ya
               había causado suficientes estragos en el ejército e invocó el astra llamado Sammohana,
               que tenía el poder de ponerles a todos en trance. El príncipe Uttarakumara vio a todo el
               ejército caer como desmayado.
                   Arjuna recordó la petición de la princesa Uttaraa y le dijo a Uttarakumara:
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