Page 350 - Mahabharata
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                   —¿Quién ha hecho esta cobardía con el más noble de los hombres? ¿Quién ha sido tan
               desaprensivo e imprudente como para pisar la cola de una cobra? ¿Quién ha cometido

               este cobarde crimen?
                   El rey sonrió y le dijo:
                   —Yo le golpeé con un dado, me disgustó alabando a tu conductor y menospreciando
               tu valor, por eso le golpeé. El príncipe le dijo:

                   —Padre, no sabes lo que has hecho. Por favor, pídele perdón inmediatamente. Por
               favor, no atraigas la maldición de Dios sobre ti.
                   El rey estaba confundido por las palabras del joven príncipe. Su ira contra Yudhisthira
               se había desvanecido de algún modo en cuanto se encontró con su hijo. Se dirigió hacia

               Yudhisthira y le pidió que le perdonara. Su sangre ya había cesado de fluir gracias a los
               esfuerzos de Draupadi. Yudhisthira le dijo:
                   —No estaba enfadado contigo en absoluto, sólo estaba preocupado por tu bienestar.
               No quería que mi sangre cayera al suelo. Si hubiera ocurrido, hubieras muerto en el acto,
               pero he evitado la calamidad. Ahora nada puede ocurrir.
                   El rey no podía comprender las palabras de ninguno de ellos. Brihannala entró en la
               sala cuando el rey estaba alabando la bravura de su hijo. El pobre príncipe no se atrevía
               a levantar la vista y encontrarse con los ojos de Arjuna. Dijo:

                   —Padre, fui ayudado por una persona divina, no hubiera podido ganar sin su ayuda.
               Él les venció a todos.

                   Uttarakumara le narró todo lo que había ocurrido en el campo de batalla y, sin
               mencionar el nombre de Arjuna, habló de su valor. El rey estaba emocionado al oír
               hablar de este ser divino y dijo:
                   —Quiero encontrarme con esta persona, debo darle las gracias, le daré todo lo que
               tengo. Le daré a mi hija, tráemelo. Uttarakumara dijo:
                   —Le he perdido de vista, tal vez aparezca mañana.

                   El rey le agradeció formalmente a Brihannala que hubiera conducido el carro de su
               hijo. Arjuna dejó su presencia y se fue a los aposentos de la princesa y le entregó las
               sedas y joyas que había traído para ella. No obstante, Arjuna se había quedado muy
               intrigado por la conducta de Yudhisthira. Cuando Uttarakumara le estaba narrando a
               Virata los acontecimientos que ocurrieron en el campo de batalla, Arjuna había tratado
               de ver cómo se lo tomaba Yudhisthira. Trató de captar su mirada, pero el mayor de los
               pandavas había mantenido su rostro oculto, sin girarlo en dirección de Arjuna. Esto le
               estaba causando mucha infelicidad. Arjuna pensaba ganarse una sonrisa de maliciosa
               picardía de su hermano y no podía descansar hasta que supiera la verdadera razón de su
               conducta. Arjuna fue a reunirse con Bhima y le dijo:
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