Page 352 - Mahabharata
P. 352
332 Mahabharata
asistentes seguido de sus ministros y sus muchos cortesanos. De repente, se encontró
con los pandavas brillando como el fuego, quedándose sorprendido de su magnífico
aspecto. Miró a Yudhisthira y le dijo:
—Kanka, eres un jugador de dados en mi corte y te he otorgado varios privilegios
porque pensaba que eras un hombre honorable, pero eso no significa que te puedas vestir
con mis sedas y sentarte en mi trono. No me gusta tu conducta. Explícate, si aprecias tu
vida.
Yudhisthira sonrió al enfadado rey y no dijo nada. Arjuna dijo:
—Virata, ten cuidado por favor. No sabes lo que estás diciendo. Este hombre merece
sentarse junto al mismo Indra en su trono. Es el alma más grande que ha nacido en esta
tierra. Es un león entre los reyes: es Yudhisthira, el pandava. Su fama vivirá en el mundo
mientras el Sol salga y se ponga. Este es el rey que estaba rodeado de mil reyes. Los
monarcas del mundo se consideraban como sus sirvientes. Era el señor de Indraprastha
y era el monarca absoluto del mundo. Él es la morada de la verdad y la justicia. El gran
Yudhisthira, el señor del mundo, está honrando ahora tu trono sentándose en él. ¿Tienes
algo que objetar? ¿Piensas que no tiene derecho a sentarse en tu trono? ¿aún piensas así?
¡Dínoslo!
Virata estaba mudo de sorpresa. Permaneció en silencio durante unos momentos y
luego dijo:
—Si este es Yudhisthira, ¿dónde están sus hermanos?, o mejor, ¿quiénes son sus
hermanos? ¿Quién es Arjuna? ¿Quién es Bhima? ¿Quién es Nakula y quién es Shadeva?
¿Es esta Draupadi, la nacida del fuego? Por favor, dímelo y satisface mi curiosidad.
Arjuna le dijo quién era quién y les presentó a todos. Cantó las alabanzas de los
mellizos y las de Bhima y también le presentó a Draupadi. Después Bhima presentó a
Arjuna.
Uttarakumara llegó justo en ese momento y dijo:
—Gracias a Dios ahora puedo hablar libremente. Ya puedo decirle a todo el mundo lo
que ocurrió en el campo de batalla. Fue Arjuna quien luchó en esta batalla por nosotros,
padre. Yo fui el conductor del gran Arjuna.
Virata se postró a los pies de los pandavas y lloró lágrimas de gozo. El rey abrazó a
Arjuna y le dijo:
—Dios ha sido bueno conmigo. Él te hizo salvar la vida de mi hijo. —Luego se postró
a los pies de Yudhisthira, mientras lloraba a lágrima viva, cogió un abanico de uno de
los sirvientes y comenzó a abanicar a Yudhisthira. Luego lavó sus pies y le dijo—: Soy
el hombre más afortunado de esta tierra. Tu presencia ha agraciado a nuestra ciudad
durante todos estos meses. Mi corte tomó un nuevo esplendor debido a tu agraciada
presencia. Por favor, sé bueno conmigo, aceptando mi reino. Yo soy tu sirviente, soy tu