Page 353 - Mahabharata
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4. Virata                                                                                333


               esclavo. En tu infinita bondad y nobleza, debes perdonarme por las muchas indignidades
               que tuviste que sufrir en mi casa. Eres famoso por tu naturaleza compasiva. Debes tener

               misericordia de mí y perdonarme.
                   Yudhisthira cogió su mano derecha con la suya y le dijo:

                   —No estoy enfadado contigo; por el contrario, estoy complacido. Hemos podido
               pasar el año más difícil de nuestro exilio felizmente en tu ciudad. Nunca he disfrutado
               tanto como durante estos meses. He disfrutado este año como nunca pensé que lo haría.
               Nos has tratado a todos con afecto. Vinimos a ti como extraños, pero tu gentileza y tus
               nobles cualidades te han ganado mi corazón. Me siento muy feliz de tenerte como mi
               querido amigo.
                   Virata le estaba agradecido a Yudhisthira por sus amables palabras. Uttarakumara
               fue hacia el trono y le dijo a su padre:

                   —Hemos sido muy afortunados en tener a los hijos de Kunti entre nosotros durante
               todos estos meses. Padre, recuerda que dijiste que complacerías a la persona que me
               ayudó durante la lucha de los kurus. Dijiste que querías darle tu hija. Es el momento
               de que cumplas tu promesa. Por favor dásela a Arjuna, el más grande de los héroes del
               mundo.

                   El joven príncipe salió y volvió con la princesa Uttaraa. Virata le sonrió a Arjuna y le
               dijo:
                   —Arjuna, esta hija mía ha sido tu querida alumna durante los últimos meses. Me
               sentiré muy honrado si la aceptas por esposa. —Se postró ante los pies de Yudhisthira y
               le dijo—: Por favor, perdónanos nuestras faltas, y muéstranos que nos has perdonado,
               aceptando a mi hija como la consorte de tu hermano.

                   Yudhisthira miró a Arjuna como para preguntarle qué debería responder a las pala-
               bras de Virata.
                   Arjuna se levantó de su asiento y dijo:

                   —Mi señor, no queremos el reino de los matsyas, sólo queremos que nos asegures
               que nos prestarás tu apoyo cuando comience la guerra. Me has ofrecido a esta niña,
               a esta Uttaraa. Te agradezco los amorosos pensamientos que te motivaron a hacerlo.
               Los aprecio, pero no puedo aceptarla como mi consorte. Mi señor, esta niña ha sido
               mi discípula, ha sido como una hija para mí. Ahora no puedo tomarla por esposa, no
               sería correcto. —Arjuna vio cómo la desilusión se dibujaba en los rostros de Virata y
               Uttarakumara. Les sonrió y les dijo—: Por favor, no permitáis que eso os desilusione.
               Aún la aceptaré, ella ha sido mi hija todos estos días y aún lo seguirá siendo. Seré su
               padre. Ella será mi hija política. La aceptaré como esposa de mi hijo Abhimanyu, que es
               el hijo de Subhadra y el sobrino de Krishna. Será un marido adecuado para mi discípula
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