Page 364 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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Discernimiento de espíritus  353
       corpóreo, compuesto y físico, para llegar hasta la luz del espíritu hu-
       mano y comunicarse a él. Entonces, efectivamente, ocupado el espíritu
       humano con la luz angélica, quédanse embotados los órganos corpó-
       reos, se alteran los temperamentos y se trastorna la física complexión,
       pues el vigilante conservador del cuerpo, que es el espíritu, se descuida
       de gobernar al cuerpo, por estar atento a lo que se le comunica o re-
       vela. Tan pronto como la luz angélica se desvía de él y queda libre de
       esa impresión el sujeto, su frente se cubre de sudor y su rostro de ru-
       bor, y se levanta ágil, como  si  le soltasen las ataduras... La menos
       penosa de estas comunicaciones es aquella en que la revelación se rea-
       liza mediante la imagen de un hombre y por modo de audición. Esto
       es lo que se llama coloquio o conversación. Los santos, amigos de Dios,
       han gustado de esta voluptuosa bebida.
          Cuando el estado místico llega a tal intensidad [214] que el hom-
       bre pierde la conciencia de toda realidad sensible, entonces, si en tal
       estado de inconsciencia le sobreviene algún conocimiento que el sujeto
       entiende, no sólo en aquel mismo momento, sino también después de
       salir de la inconsciencia, y es capaz de explicarlo en la medida en que
       Dios le ilustra para hacer tal explicación, entonces ese estado místico
       es divino y e! corazón experimenta, al salir del éxtasis, cierta alegría
       y hasta algunas veces también le sobrevienen sensaciones de frío. Este
       es el estado místico auténtico.
          En cambio, si después de caer en la inconsciencia del éxtasis vuel-
       ve en sí y no encuentra o experimenta cosa alguna, más que el recuerdo
       de haber sido cogido y sujetado por alguien, sin que de tal sujeción le
       haya resultado como fruto otra consecuencia que  el haber perdido la
       conciencia sensible, entonces ese estado es puro efecto de la comple-
       xión orgánica del sujeto, pues al caldearse  el corazón por efecto de
       un recuerdo o de una representación imaginativa, sube de él un vapor
       que saliendo de su cavidad, abundante en espíritu vital, llega hasta el
       cerebro y cubre como con un velo a la inteligencia e impide que el es-
       píritu animal fluya por el organismo y hace caer por tierra al sujeto,
       como atacado de epilepsia. Este estado también es auténtico o  real,
       pero debido a la complexión orgánica, y, por lo tanto, carece de fruto
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