Page 107 - Confesiones de un ganster economico
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cátedras y sus títulos. Yo replicaba poniéndome en mi papel de economista
jefe de una consultaría importante, de alguien que viajaba en primera clase por
todo el mundo. Pero no podía mencionar mis entrevistas cara a cara con
hombres como Torrijos, o lo que sabía sobre nuestra manera de manipular a
los países de todos los continentes. Esto era una fuente de arrogancia interior,
pero también de frustración.
Cuando hablábamos del poder de «los pequeños», me veía obligado a
ejercer gran dominio sobre mí mismo. Yo sabía lo que ellos no tenían modo
de saber. Que la corporatocracia, su banda de gángsteres económicos y los
chacales agazapados detrás nunca permitirían que los pequeños tomasen el
mando de los asuntos. Bastaba con fijarse en los ejemplos de Arbenz y
Mosaddeq y en otro caso más reciente, éste de 1973: la caída de Salvador
Allende, el presidente democráticamente elegido por los chilenos. A mi modo
de ver, el dominio omnímodo del imperio global de hecho estaba reforzándose,
pese a la OPEP... o con la ayuda de la OPEP, como ya sospechaba entonces,
pero no pude confirmarlo sino más tarde.
Nuestras conversaciones giraban a menudo alrededor de las semejanzas
que encontrábamos entre los comienzos de dos décadas, la de 1970 y la de
1930. Ésta significó una importante divisoria en la economía internacional y en
las maneras de estudiarla, analizarla e interpretarla. La década de 1930 abrió
las puertas a la teoría económica keynesiana y a la idea de que las
administraciones deben desempeñar un papel principal como orientadoras de
los mercados y suministradoras de servicios; por ejemplo la sanidad, el
subsidio de desempleo y otras formas de providencia social. Nos alejábamos
de los supuestos tradicionales sobre autorregulación de los mercados y
mínima intervención de los organismos públicos.
La Depresión dio lugar al New Deal. Las disposiciones políticas
promovieron la regulación económica, el intervencionismo de las autoridades
financieras y el uso generalizado de los instrumentos fiscales. Tanto la
Depresión como la Segunda Guerra Mundial condujeron además a la creación
de organizaciones como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional
y el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT, General Agreement
on Tariffs and Trade). La de 1960 fue una década crucial de este período y para
el paso de la economía neoclásica a la keynesiana. Eso ocurrió bajo las
administraciones Kennedy y Johnson, y debido fundamentalmente a la
influencia de un solo hombre, Robert McNamara.
McNamara era un visitante asiduo de nuestra tertulia... in absentia, por
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