Page 108 - Confesiones de un ganster economico
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supuesto. Todos conocíamos su meteórico ascenso a la celebridad, 'de director de
planificación y análisis financiero en Ford Motor Company en 1949 a presidente de
la Ford en 1960, el primero no perteneciente a la familia Ford en esa compañía.
Poco después de esto, Kennedy lo nombró secretario de Defensa.
McNamara se mostró muy partidario de los planteamientos keynesianos en la
administración e introdujo modelos matemáticos y enfoques estadísticos para
determinar la dotación de tropas, la asignación de fondos y otras estrategias en
Vietnam. Su postulado del «liderazgo agresivo» hizo numerosos partidarios tanto
entre los gestores de la cosa pública como entre los ejecutivos empresariales. Fue el
fundamento de un nuevo método filosófico de enseñanza de la gestión en las
mayores escuelas de ciencias empresariales del país y, con el tiempo, engendró
toda una nueva raza de gerentes y directores generales destinados a formar la
avanzadilla del imperio global. 1
Mientras discutíamos los acontecimientos mundiales alrededor de nuestra mesa,
nos fascinaba en especial el papel de McNamara como presidente del Banco
Mundial, cargo que aceptó poco después de dejar la secretaría de Defensa. Muchos
de mis amigos destacaban que con esto se convertía en el símbolo de lo que muchos
llamaron por aquel entonces «el complejo militar-industrial». Había ocupado el cargo
máximo en una gran corporación, en un gabinete ministerial y ahora en el banco más
poderoso del mundo. A muchos les horrorizaba tan obvia infracción al principio de
separación de poderes; entre ellos, yo era quizás el único que no se sorprendía lo
más mínimo.
En la actualidad, considero que la contribución más grande e históricamente
más siniestra de McNamara fue desvirtuar el Banco Mundial hasta convertirlo en
agente del imperio global a una escala nunca vista con anterioridad. Además sentó
un precedente. Su capacidad para saltarse los compartimientos entre los sectores
primordiales de la corporatocracia fue perfeccionada por sus sucesores. George
Shultz, por ejemplo, fue secretario del Tesoro y presidente del Consejo de Política
Económica bajo Nixon, luego presidente de la Bechtel y seguidamente secretario
de Estado bajo Reagan. Después de vicepresidente y miembro del consejo de
administración de Bechtel, Caspar Weinberger fue secretario de Defensa con
Reagan. El director de la CÍA en tiempos de Johnson, que fue Richard Helms,
recibió luego de Nixon el nombramiento de embajador en Irán. Richard Cheney ha
sido secretario de Defensa bajo George H. W. Bush, presidente de la Halliburton y
vicepresidente de Estados Unidos con George W. Bush. E incluso un presidente de
Estados
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